Un sentimiento de amargura e impotencia gobierna el estado de Mikel Landa, que después de efectuar una gran contrarreloj, especialidad en la que ha mejorado notablemente en las dos últimas temporadas, se ha quedado a tan solo un segundo de conquistar el podio de París. “Da rabia. Es una lástima, tras tantos kilómetros y finales en alto no vas buscando ese último segundo y al final adiós al podio. Puede que haya sido mi falta de experiencia. Se me ocurren varias etapas donde podía haber recuperado ese segundo”, ha comentado el escalador vasco tras conocerse el resultado final de la general.
A partir de ahora, Landa comienza a pensar en su futuro, en 2018 y en el equipo –Movistar- en el que portará galones de líder. “Iré a un equipo en el que me quieran como capitán y ojala tenga la oportunidad de volver para jugar mis bazas”, ha dicho en referencia a volver al Tour con la intención de ganador. Por último, ha querido mostrar su alegría por el cuarto triunfo de su campañero Chris Froome, para quién ha sido un elemento clave durante estas tres semanas. “Estoy contento. Es un compañero para el que he trabajado y me siento en parte ganador”.