Vestido de amarillo, Wout van Aert ha estrenado en Calais su cuenta de victorias en este Tour de Francia tras ser segundo en las tres primeras etapas en suelo danés. "¿A la tercera va la vencida? Para mí, ha sido a la cuarta. [ríe] Hoy no quería tomar ningún riesgo y por eso he atacado desde lejos", decía eufórico el ciclista belga.
Su triunfo ha sido la culminación a un gran trabajo colectivo, con el que el Jumbo-Visma ha dinamitado la carrera en la cota de Cap Blanc-Nez, de 900 metros al 7,5%, que se coronaba a 11 km del final, tras poner un ritmo explosivo Nathan Van Hooydonck y Tiesj Benoot.
"Era obvio que estábamos preparando algo hoy. Al pie de la subida estábamos perfectamente colocados gracias a Nathan [Van Hooydonck] y Stevie [Kruijswijk]. Nathan lanzó en la subida; Tiesj [Benoot] tomó su relevo; y, cuando escuché por el pinganillo que habíamos hecho daño, arranqué. Me quedé solo tras pasar la pancarta de la cota y dudé si esperar a Jonas [Vingegaard] y [Adam] Yates. Cuando dijeron por la radio que Primoz [Roglic] y Jonas estaban bien colocados y fuera de peligro, fue la señal para lanzarme en solitario a por la victoria", explica el líder de la Grande Boucle, quien añadía, "estoy sorprendido de lo que hecho. Descolgar de esta manera a ciclistas que llevas a rueda es una de las cosas más bestias que puedes hacer en una carrera".
"Para mí, el mejor cumplido que me pueden hacer es que inspiro a los ciclistas jóvenes. Las estadísticas están bien, pero no me dicen tanto. Yo sólo trato de dar lo mejor de mí cada día, y esto de hoy ha sido muy especial. Este maillot da alas", concluía Wout van Aert, quien mañana afrontará en la esperada etapa del pavés un nuevo desafío.
