Lo que en realidad más le gusta a Pello Bilbao es perderse. Donde sea. Cuanto más alta sea la montaña, cuanto más remoto sea el lugar, mejor. Hace un par de años, el duro invierno en el que el Euskaltel-Euskadi donde militaba desapareció y fichó por el Caja Rural-RGA hizo las maletas y se marchó a África. Bueno, las maletas no. Una mochila y unos mapas. Más que suficiente. Pello es de equipaje ligero, le sobra todo. Hasta los piñones encima de la bicicleta. Como en el repecho de Vejer de la Frontera. El joven ciclista de Gernika fue quien desató el final con un impresionante ataque en la parte más dura de la cuesta.
A trancas. “A mi estilo”, dice él. “A base de fuerza y sentado. Tenía tres piñones por arriba todavía”. Una auténtica agonía. Pedaleaba pero sentía que no caminaba. Morir o reventar. “No tenía chispa para ponerme de pie encima de la bici hasta que no ha llegado la pendiente hacia abajo”. No lo pensó Pello, sin miedo. Igual que cuando se echa el zaguán a la espalda y se marcha a recorrer África. Pero cuando se sube encima de la bici le cambia el carácter. Sangre fría siempre. “He jugado un poco en caliente”. Impulso. “Al contrario de cómo suelo ser normalmente”. Alocado pero bello. Su valentía no tuvo más premio que los siempre preciados minutos en televisión de muestra de su carácter combativo y peleón.
“Visto lo visto igual era mas inteligente esperar al final”, se lamentaba, “en estas carreras siempre quieres demostrar más de la cuenta y se me ha acabado haciendo largo. Katusha tenía dos hombres para controlar pero lo quería intentar”. Se recordó a sí mismo el pasado año en el final de Cabárceno donde acabó ganando Dani Navarro pero también lo intentó. “Aunque visto lo visto, lo mejor habría sido esperar”.
Quería sorprender Pello. El impulso de la juventud, la bravura de unos genes con ansia de aventura. En meta, su compañero Jose Gonçalves le hablaba. “Me decía que tenía que haber esperado, que él iba en el grupo y podía hacerme de lanzador en el final y que teníamos opciones para ganar… No sé como hubiese salido si hubiese esperado”. El portugués acabó quinto. Pello 16º “y reventado”, pero enseñando al mundo su carácter luchador. “Solo espero tener más oportunidades como ésta durante la Vuelta”. Las tendrá. La aventura de Pello Bilbao no ha hecho más que empezar. Solo hace falta un mapa. Y sus buenas piernas.