“Mucha gente decía que era un problema venir con tres líderes. Pero el problema en realidad lo tienen ahora nuestros rivales”. Luis León Sánchez, quien habla, Mikel Landa, Fabio Aru y Vincenzo Nibali llegan juntos a la sala de prensa del Palacio de Congresos de Marbella y aparentemente unidos. Aparentemente. Luego, enseguida, los tiempos muertos entre el inicio y el final de la conferencia de prensa, los momentos entre preguntas de los periodistas demuestran lo contrario. Los españoles por un lado y los italianos por otro. “Mejor para nosotros tener tres líderes, tenemos un objetivo común”, afirma Aru. Pero solo uno puede ganar la Vuelta.
¿Quién? Esa es la gran duda. En el equipo Astana, sus tres líderes se conjuran para unir fuerzas en contra de los rivales. Sobre el papel y con la hoja de ruta marcada por el equipo, Fabio Aru es el jefe de filas. Pero en enero, cuando se dibujó, nadie contaba con el crecimiento estelar de Mikel Landa en el Giro de Italia. Y encima, a última hora y obligado por el equipo después del Tour de Francia, se ha unido Vincenzo Nibali. “El equipo es muy fuerte y está unido”, despeja Nibali, “tenemos que hablar porque se puede hacer una buena Vuelta con Landa y Fabio”.
El que llega en peor momento de forma es Mikel Landa: “En la Vuelta a Burgos no estaba como quise. Repetir lo del Giro sería un sueño, pero es complicado con los favoritos que hay. Aunque la Vuelta es larga, veremos”. El alavés abandonará al equipo celeste a final de temporada. Su contrato está ya firmado con el Sky. Se ve como “uno más”, entre sus compañeros de equipo: “Tenemos tres bazas, y tanto Aru como Nibali tienen más experiencia que yo. Tengo que seguir aprendiendo”.
Para Aru, la llegada a última hora de Vincenzo Nibali no le trastoca los planes ni le quita peso o presión. “Tener a Vincenzo es una ventaja”, afirma. “Nos gestionaremos”. El sardo tenía desde el inicio de la temporada marcados el Giro y la Vuelta, “pero tras la corsa rosa salí muy cansado y paré un tiempo al acabar. De regreso, he hecho el Tour de Polonia y he estado concentrado en montaña, en Sestriere justo antes de venir aquí”.
Allí se encontró con Vincenzo Nibali, obligado por el Astana a correr la Vuelta después de hacer un Tour donde acabó cuarto y ganó una etapa, un resultado, a juicio del manager del equipo kazajo, Alexandre Vinokourov, demasiado pobre. Nibali no ha abierto ni siquiera el libro de ruta. “Después del Tour he estado de vacaciones en la isla de Erba, lo necesitaba. Unos días tirado en la playa sin hacer nada y después a Sestriere. Ahora estoy aquí…”, narra con su habitual tranquilidad. “iré día a día. He recuperado bien del Tour, pero quiero ver como van mis piernas y cuáles son mis sensaciones en los primeros días. “No tengo ánimo de revancha del Tour, cada carrera tiene su historia”.