Al finalizar cualquier ejercicio de una intensidad moderada o alta, se abre un lapso de tiempo, de una duración de entre 30 y 45 minutos, en el que las condiciones fisiológicas son inmejorables para hidratar y reponer los nutrientes que se han consumido de manera masiva. A ese espacio de tiempo se le conoce como VM, o ventana metabólica, y corresponde a una fase en la que la captación y asimilación de nutrientes es máxima.
Existen deportes en los que la VM se hace más evidente, por ejemplo, en los de resistencia o en esfuerzos de larga duración, ya que en estos casos sí parece ser que el cuerpo se encuentra más susceptible a la recepción de nutrientes. El ciclismo es el claro ejemplo de este arquetipo y hay que aprovechar la relación de la ventana metabólica para realizar el fortalecimiento muscular y así evitar fenómenos indeseables como el del catabolismo muscular (la degradación muscular post-ejercicio).
Seguramente se podría confeccionar un producto de laboratorio con una lista de ingredientes totalmente personalizada para aportar aquellas sustancias más adecuadas a esta fase de recuperación, pero los deportistas habituales también merecen que se cuide su paladar, por lo que resulta mucho más estimulante conseguir reponer todos estos nutrientes a través de un producto con apariencia, textura y sabor análogos a los de un alimento habitual.
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