Luis León Sánchez: la batuta del Astana (2ª parte)

Profesional desde 2004 -debutó en el Liberty Seguros- el murciano se ha convertido en un imprescindible del ciclismo español. Aquí repasamos su prolífica trayectoria.

Rafa Simón

Luis León Sánchez en una imagen del Santos Tour Down Under 2020. Foto: Bettini Photo
Luis León Sánchez en una imagen del Santos Tour Down Under 2020. Foto: Bettini Photo

Aquí puedes leer la 1ª parte de "Luis León Sánchez: la batuta del Astana".

Todo parecía salir a pedir de boca. Fue entonces cuando el destino le obligó a cambiar su trayectoria por un sueño de papel. Traficó con sus emociones. Enjauló su categoría hasta hacerle recluir en la desesperación. Junto a su familia. Su vida pasaría de luces de gloria a la tenue incertidumbre del trabajo de su abogado. Su nombre aparecía en la lista de la “Operación Puerto", una red de dopaje que sacudió el ciclismo años atrás, lo que obligó al Blanco Pro Cycling (nombre que adquirió el equipo cuando Rabobank finalizó como sponsor), a apartar a Luis León de la competición.

Su refugio fue Laura, su mujer. Y su niña, de mismo nombre, que apenas era recién nacida. El resto, lo abarcaba la unidad inquebrantable de su familia, legado lacrado de su hermano León, y las largas conversaciones de madrugada con su abogado, Ángel Buenache. Interpusieron un recurso que les dio la razón. Meses después, su equipo le readmitió en la competición y Luis León se sacudió la sombra de la sospecha con la mejor de sus luces. La victoria de etapa y el segundo puesto en la general de la primera competición en la que participó: el Tour de Bélgica.

Luis León Sánchez: la batuta del Astana (2ª parte)

En 2014 el murciano defensió los colores del Caja Rural.

Pero, tras finalizar el año, no renovó con el equipo. Pasaban los meses y la incertidumbre hacía dudar a los equipos. Pero fue Juanma Hernández, el Mánager de Caja Rural, quien dio el paso de ficharle. Fue sólo un año. Para Luisle significó sentirse modesto otra vez. Pero, sobre todo, le sirvió para volver al origen de todo. A la motivación de querer ser ciclista. Como cuando debutó en el Liberty. En aquella época, también coincidió con un kazajo. Uno de esos tipos de apariencia fría. De los que, quizás por la dificultad lingüística, no hablaban mucho. Pero era un líder nato. Forjado en entrenamientos duros. De los que atacaban cuando más dolían las piernas.

Aleixandre Vinokourov, tras su retirada en 2012, pasó a ser Mánager del Astana, equipo donde dio sus últimas pedaladas. Quería a Luis León en su equipo. Disfrutar de aquel corredor que se atrevió a ganarle en una Clásica de San Sebastián. En aquella edición de 2010, ambos se retaron en el último repecho. El kazajo obligó a Luis León a elevarse sobre la bicicleta hasta que le dolieron más los brazos que las piernas. Siete metros separaban la potencia de aquel kazajo de la perseverancia del joven murciano. Aque día “Vino" sucumbió a su propia medicina frente a la playa de la Concha: la sangre fría de Luis León. Aceptó que supiera esperar al descenso para rematarle en meta.

Luis León Sánchez: la batuta del Astana (2ª parte)

Luis León Sánchez junto a Alexander Vinokourov

Firmar por Astana fue volver a ser el de siempre. Aunque ahora, recalaba como un hombre mucho más experimentado. Desde el primer día, se tatuó la filosofía del equipo. “O todo, o nada". Eso les dijeron aquella noche en la víspera de la etapa de la Sierra madrileña. Tom Dumoulin estaba siendo el más fuerte. Resistía los ataques de Fabio Aru. Pero, en aquella edición de 2015, no valía quedar segundos. La estrategia dejó de ser el desgaste contínuo. Aquel día, Luis León tenía órdenes de buscar la fuga. Mikel Landa trataría de ahogar a Dumoulin, y Fabio, de atacar hasta llegar junto a sus compañeros. El plan salió a la perfección. El holandés sucumbió a la estrategia del Astana hasta terminar, entre llantos, perdiendo aquella Vuelta. A cambio, la victoria de Aru fue de todo el equipo.

En el equipo kazajo, Luis León es un referente. Incluso los líderes del equipo pierden los galones ante él. Sus órdenes se llevan a rajatabla. Porque hablan desde la experiencia. Sobre todo en aquel Giro de 2018. En la penúltima etapa, camino del Alto de Cervinia, Miguel Ángel López pedía menos intensidad a sus compañeros “´Parse, parse´, bajen el ritmo", rogaba entre jadeos. Giuseppe Martinelli, director principal del equipo, había pedido tumbar la fuga. El plan de aquella mañan era el de ganar la etapa y meterse en el podio con Miguel.

El ya tradicional “todo o nada". Pero Luis León, que vio que el colombiano no iba bien, bajó al coche. Quería hablar directamente con Martinelli sin que la orden fuera interceptada por su pinganillo. “Martino" accedió a su petición de disminuir el ritmo. Momentos después, Thibaut Pinot, tercero en la general, se descolgaba del grupo ante la sopresa de todos. Miguel, que en aquel momento era cuarto, tenía el podio a su alcance. Pero Richard Carapaz, quinto en la general, se encontraba muy fuerte.

Luis León Sánchez: la batuta del Astana (2ª parte)

Luis León en una imagen de 2015, año de su debut en el Astana Pro Team

Miguel se acercó a Luis León. “´Parce´, me duelen mucho las piernas, no puedo más", le dijo. Luis León frunció el ceño. Podía haber aceptado las palabras de su jefe de filas. Pero aquel día miró fijamente a su líder. “Miguel, has trabajado toda tu vida para llegar aquí. Tienes en tu mano el podio del Giro. Ganar el maillot de mejor joven. ¿Te van a doler las piernas ahora? Mañana, si hoy no entras en el podio, te dolerá más no haberlo intentado. Y eso será para siempre", zanjó. En aquel momento, las palabras de Luis León calaron de lleno en el orgullo del colombiano, que resistió estoicamente los ataques de Carapaz hasta conseguir llegar junto a él a la Cima de Cervinia.

“¿Papá cuando volverás a la carretera?, tengo ganas de ir a limpiar la bici contigo", pregunta León. Su hijo no lo recuerda, pero cuando tenía dos años lloró amargamente frente al televisor. Su papá estaba en el suelo. Sobre un bordillo. Boca abajo. Su madre, al verlo, se había puesto muy nerviosa, yendo de un lado a otro de la habitación. Su hermana Laura, la mayor, pedía que su papá no volviese a correr más. Al otro lado de la pantalla, su papá trataba de incorporarse, pero le ahogaba el dolor que punzaba su pecho donde, cuatro costillas rotas, apena si le dejaban respirar. Al incorporarse, notó que uno de sus brazos no respondía. Tenía el codo roto. Tuvo que regresar a España donde, su médico de confianza, el Doctor Esparza, se encargó de recuperar su lesión. A día de hoy, el codo apenas se resiente con el cambio de tiempo.

Luis León Sánchez: la batuta del Astana (2ª parte)

Luis León Sánchez, delante de su compañero Miguel Ángel López, en la reciente Volta al Algarve. Foto: Bettini Photo

“Papá, cuanto te falta?", pregunta León de nuevo, con insistencia. Él sonríe. Es normal que quiera jugar con su padre. Sobre un rodillo todo pasa más despacio. La vida le ha traslado a un impass de espera. Como a cualquier otra persona. La incertidumbre es un enemigo ante el que poco hay que hacer. Pero esta nueva situación le da otros alicientes. Quizás ahora debería estar compitiendo en alguna parte del mundo. Pero está junto a su familia. La que siempre estuvo ahí, cuando él la necesitó. Unida, como le hubiese gustado a su hermano.

1ª parte de "Luis León Sánchez: la batuta del Astana".