Construir una rueda, aunque pueda parecer una maniobra muy compleja, sólo requiere de un método de ejecución bastante escrupuloso, sin el cual sería imposible terminar con éxito la maniobra: hay que elegir correctamente los radios, respetar el orden de ensamblaje y emplear las herramientas adecuadas. No hay más secretos. Antes de realizar maniobra alguna nos aseguraremos de disponer de la medida exacta de los radios, para lo cual, una vez sepamos la llanta y el buje a utilizar, consultaremos las tablas de los fabricantes de radios. Si estamos montando una rueda trasera, los radios de cada lado son diferentes, por loo que debemos separarlos en dos grupos para no equivocarnos. Dejando taladros alternos libres, insertar los radios de un ala del buje desde fuera hacia dentro de la rueda. Es muy importante seguir estos pasos de manera ordenada, ya que más tarde podemos padecer la complejidad de introducir un radio en la estructura de una rueda cuando no se ha seguido una rutina metódica. Para tener siempre una referencia constante de todo el proceso de montaje -y posterior radiado- tomamos el taladro de la válvula que hay en la llanta para colocar la primera cabecilla de radio. Siempre volveremos a este punto para iniciar cualquier proceso de montaje o verificación. Dejamos 3 taladros de la llanta libres y colocamos el siguiente radio. La mayoría de las llantas tienen los agujeros para alojar las cabecillas dispuestas hacia los dos flancos: es muy importante que ahora verifiques que los radios del flanco del buje que estás montando correspondan con los del mismo lado de la llanta. Ya está terminado el primer juego de radios; es el momento de comprobar la perfecta simetría del montaje antes de continuar montando el resto de los radios. Ahora introducimos los radios interiores del mismo lado del buje y lo giramos sobre su propio eje para que se inclinen los que ya hay instalados. Ahora es el momento de verificar que ningún radio se cruza por delante de la válvula de inflado: si fuera así, habría que girar el buje en la dirección contraria para que podamos introducir la bomba sin dificultad. Cruzamos el primer radio por encima de otros tres (el primer cruce se suele producir en la misma cabecilla) y, justo en el último, lo pasamos por debajo, para que quede como anudado. Este es el aspecto aproximado que ofrecerá nuestro ¿proyecto? de rueda cuando hayamos instalado todos los radios de un lateral. Ahora nos toca extremar las precauciones para dar el siguiente paso. Repetimos la operación que utilizamos en el otro lado de la rueda y ensamblamos todos los radios. Comenzando por cualquiera de los radios que hay junto a la válvula, los apretaremos manteniendo en todos ellos la misma referencia visual: por ejemplo, dejaremos dos espiras de rosca fuera de la cabecilla. Así conseguimos que el tensado sea lo más uniforme posible. Cada poco tiempo verificaremos que, al apretar radios, se mantienen la circunferencia de la llanta. Si hemos apretado demasiado algunos tendremos un salto vertical. Para corregir este defecto hay que apretar o aflojar los radios por pares; es decir uno de cada lado de la llanta y siempre consecutivos. Ahora debemos comprobar la tensión de varios radios tomados al azar, en ambos lados de la rueda. Para realizar esta operación es imprescindible el uso de un tensiómetro de precisión. Con este compás verificamos la posición lateral del buje respecto a la llanta (aparaguado). Colocaremos un lado del compás justo en el taladro de la válvula.Damos la vuelta a la rueda y, colocando nuevamente uno de los extremos del compás en el taladro de la válvula, verificamos el aparaguado del otro lado. Si la llanta está desviada hacia cualquier lado, apretaremos todos los radios del contrario hasta dejarla perfectamente centrada. Comenzaremos por apretar 1/2 vuelta cada radio. Si actuamos en más de una vuelta de rosca, deberemos verificar con el tensiómetro que los radios del lado contrario no han superado el par máximo; en ese caso habría que aflojarlos ligeramente. Apoyando de manera firme la llanta sobre nuestras piernas, tensaremos manualmente los radios para que se asienten correctamente y al rodar los primeros kilómetros las ruedas no crujan. Esta operación la repetimos por ambos lados de la rueda. Este paso es fundamental: con un granete de punta cóncava y un pequeño martillo (maza de unos 100 gramos de peso), golpearemos cada cabecilla de radio para conseguir que se "clave" en su alojamiento. Con este procedimiento logramos un asentamiento homogéneo y evitamos vibraciones parásitas que son, a posteriori, las que pueden llegar a fatigar el material del radio y, como consecuencia, a su rotura prematura. Después de todas estas maniobras de homogeneización de la rueda la volveremos a poner en la horquilla de radiar y comprobaremos que no ha sufrido ninguna desviación importante. Habitualmente hay que corregir pequeños saltos laterales que se han producido durante estos pasos.