Simon Yates se asegura la Vuelta en La Gallina, allí donde Mas y López asaltan el podio

El mallorquín triunfa en la penúltima etapa, los 97,3 km con cinco puertos y final en alto, donde el británico consolida el jersey rojo y salen del cajón Alejandro Valverde y Steven Kruijswijk.

Texto: Juanfran de la Cruz. Foto: PhotoGomez Sport.

Enric Mas celebra su victoria en La Gallina, allí donde accedió a la segunda plaza del podio.
Enric Mas celebra su victoria en La Gallina, allí donde accedió a la segunda plaza del podio.

Por segundo año seguido, la victoria final en la general de la Vuelta a España es para un corredor británico. La misma nacionalidad que ha brillado en lo más alto del cajón en el Giro y en el Tour, la misma que se ha impuesto en las cinco últimas carreras de tres semanas celebradas. A falta de una etapa, claro, el aserto es virtual. Virtualmente oficial. Y este 'Imperio británico', un hecho.

Simon Yates reforzó su jersey rojo en la penúltima etapa de la ronda española 2018, el fin de fiesta en el Principado de Andorra de los seis puertos de montaña en sus 97,3 kilómetros. Una etapa que, empero, sí estimuló cambios en la general. El cuarto y el quinto clasificado, Enric Mas y Miguel Ángel López, asaltaron el segundo y el tercer cajón de un podio del que se cayeron finalmente Alejandro Valverde y Steven Kruijswijk. En el caso del murciano del Movistar, con un gran golpe anímico adicional tras toda la carrera en la pugna por la victoria final, dieciséis jornadas en el podio virtual. Pero los Pirineos han sido letales para sus intereses.

Mas y López se jugaron la victoria de la etapa en la meta de La Gallina, ubicada a la altura del santuario, no en su cota alta a casi 2.00 metros; una pugna entre grandes porcentajes donde era fundamental la colocación al paso de la última curva. Mas pasó primero, defendió el último arreón del corredor del Astana y, a sus 23 años, se anotó la segunda victoria de un palmarés que estrenó en la pasada Vuelta al País Vasco. Pero el balear, además, concretaba su salto hasta la segunda plaza del podio final. Un éxito mediático, con eco mediático y con la certeza adicional de que a partir de ahora contará con la atención del gran público.

López, que ha buscado sin éxito pero con mucho ahínco el éxito parcial en esta edición, lograba acceder a otra tercera plaza en una grande, la segunda tras la del Giro 2018. Pero también, con su empeño, con el tremendo despliegue de sus compañeros en el Astana, resultó fundamental para la evolución de los acontecimientos. Lo decía después Valverde, en el segundo paso por la Collada de Beixalís lo estaba pasando mal; hasta allí había marcado el ritmo el Astana de López y allí el propio colombiano pasó al ataque por primera vez, con Omar Fraile y Dario Cataldo integrados en una fuga aguardando la llegada de su compañero.

Hubo, sí, fuga. Desde el pistoletazo inicial de tan corta etapa, con un primer paso por La Comella prácticamente de salida, se comenzó a gestar. Sería el belga Thomas De Gendt, el primero en su cumbre en su carrera por cerrar la general de la motaña, el chispazo definitivo de su génesis. Tras él, en la bajada, fueron destacándose varios corredores, hasta dieciséis. Ahí estaban David de la Cruz, Vincenzo Nibali, Gorka Izagirre, Rafal Majka, Michal Kwiatkowski, Bauke Mollema, Michael Woods, Jesús Herrada… Mucho nivel.

En Beixalís y en Ordino se iría seleccionando esa escapada en un contexto de alternativas donde Mollema, De Gendt o Herrada se alternaban en encabezar la carrera. Detrás, entre los ilustres, marcajes y juguetos, con Nairo Quintana ‘saboteando’ con un ritmo más alto un pequeño parón en un grupo del líder donde el Mitchelton-Scott marcaba el ritmo y acabó afrontando un par de momentos complicados por la pérdida de efectivos.

Cuando Astana cogió el relevo definitivamente de cara al Coll d´Ordino el pelotón perdió sustancialmente unidades y la tensión de la formación australiana se dejó notar en el propio líder pidiéndole a la moto de la televisión que se alejara, que su estela les incordiaba. Astana seguía a lo suyo, enorme Zeits en su rol, y acercaba a la fuga mucho, por debajo del minuto. Se intuía jaleo para el segundo paso por el Beixalís, ocho km, algo menos, de gran dureza.

Allí se movió López por primera vez, catapultado por los hasta entonces fugados Fraile y Cataldo. En la cima, el colombiano prácticamente había sido cazado al igual que la fuga. Adam Yates había cogido el mando de las operaciones en el grupo de los ilutres; un grupo sin mayores novedades que los sufrimientos de dos top-ten como Ion Izagirre y Toni Gallopin, fatigas ya vistas en la subida a Ordino. En la bajada, reviradísima, peligrosa en algunos puntos, fue Nairo Quintana el que se dejó ir, rodando en solitario, mostrando sus destrezas de gran bajador, y el tramo hasta La Comella. Desde atrás, junto antes del ascenso, llegaría Miguel Ángel López. Colombia al poder, con una veintena de segundos.

Mediada La Comella, de manera imprevista, a diecisiete para el final, fue el propio Simon Yates en primera persona el que atacó. A su rueda se pegó Enric Mas. Británico y balear llegarían a los dos corredores colombianos. El cuarteto consolidaría en la bajada una veintena de segundos que comenzaba a dibujar una pequeña revolución en el podio, porque atrás el trabajo de Carapaz para Valverde no resultaba eficaz y no había noticias de Lotto-Jumbo. Veinte segundos que acaban siendo medio minuto en un suspiro.

Al pie de La Gallina, el podio ya era cosa de López y Mas. Yates, asegurando su jersey rojo, se dejó ir en la subida final, allí donde Nairo aguardó a Valverde, cortado a falta de cuatro kilómetros, para marcarle el ritmo. La reacción de Steven Kruijswijk resultó tardía y le dejó cuarto en una general final donde Thibaut Pinot escaló hasta la sexta plaza, Rigoberto Uran subió hasta la séptima y el neerlandés Wilco Kelderman ingresó en el top-ten en lugar de Gallopin. Y López, en su tercera participación en la Vuelta, octavo en 2017, firma una tercera plaza de interesantes lecturas cuando todavía tiene 24 años.

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