La Gran Fondo Ancares – Pan do Zarco – Desafío Ezequiel Mosquera tuvo un extraordinario éxito en su tercera edición, en la que los 250 participantes se enfrentaron a la dureza de un recorrido muy selectivo. La marcha ofrecía dos alternativas: gran fondo (121 kilómetros) y fondo (101 kilómetros). El recorrido tenía tres puertos, que se concentraban entre los kilómetros 30 y 90: Serra Morela (1ª categoría), Pan do Zarco, de (categoría especial) y Sete Carballos (2ª categoría). Para los que no llegaron a estas altura del año con el suficiente fondo físico, se diseño un recorrido alternativo de 101 kilómetros en el que se sustituían los puertos de Morela (1ª categoría) y Pan do Zarco (categoría especial), por Campa de Laviadas (2ª categoría), Donís (2ª categoría). El último, Alto de Sete Carballos, era común en los dos itinerarios, así como el recorrido restante hasta meta y los 30 kilómetros iniciales.
El gran atractivo de la prueba era la ascensión al puerto de Os Ancares, por su cara más dura, la misma por la que subirá el pelotón de la Vuelta a España, una subida de casi 15 kilómetros de longitud y rampas del 21%. Los primeros ciclistas del gran fondo en cruzar línea de llegada fueron Javier Busto (CC La Fuente), Damian Ramos (CC Betanzos) y Brandán Márquez, con un tiempo de 4:21:46. Los tres llegaron acompañados por Alex Marque.
Pasada la una y media de la tarde, daban la salida a los participantes Manuel Martínez (Alcalde de Becerreá) y José Fernández (alcalde Navia de Suarna). En primera línea de salida estaban Alex Marque, con los exclistas Álvaro Pino, Ezequiel Mosquera, Gonzálo Rabuñal y Miguel A. Mateiga; así como el atleta Pedro Nimo.
Las procedencias eran de muy distintos lugares, hasta de nueve comunidades. El numeroso pelotón, con representación masculina y femenina, enfocaba esta manifestación de deporte aventura con múltiples estímulos: un reto personal, una jornada de convivencia y contacto con la naturaleza, turismo deportivo y, finalmente, de degustación gastronómica. De todo esto encontraron en grandes cantidades los participantes ayudados por unas temperaturas suaves, muy agradables, incluso un poco frescas en la cima de Pan do Zarco, como requería la situación pues ayudaban a regular muchos motores que llegaron "recalentados".
Escenarios de gran belleza paisajista, carreteras escasamente concurridas. Recorridos sinuosos, un verdor intensos a cada margen de la carretera, incluso en zonas abovedando la calzada, para crear escenarios intensamente sombríos. La salida fue relativamente tranquila, pero eso no evito que lentamente el pelotón comenzase a desgranarse desde los primeros kilómetros. No importaba. La lucha en este caso era meramente personal: resistir hasta siete horas encima de la bicicleta, venciendo a la fatiga y el dolor de piernas, desafiando los tres puertos de montaña, pero también infinidad de repechos, algunos de grandes desniveles.
La entrega de trofeos y la posterior degustación de ternera gallega pusieron colofón a una marcha que, con un crecimiento sostenido, se está consolidando en el gran fondo español.