Pocos corredores acumulan tanta mala suerte como Dani Navarro. El escalador de la potencia siempre lastrado por las caídas y el infortunio. Su palmarés de incidentes es más grande que el de sus victorias a pesar de su tremenda calidad, la misma que le pidió a gritos hace cinco años que abandonase su puesto de gregario de Alberto Contador y volase alto y libre. Desde entonces corre en el equipo Cofidis y desde entonces también ha sufrido un buen puñado de caídas. Las ha tenido gordas. Se ha fracturado dedos, clavícula, y hasta partido los dientes. De la última, aún no ha recuperado. Fue en la Vuelta al País Vasco, en la accidentada llegada a Bilbao. El asturiano impactó contra uno de los postes que estaban en medio de la carretera, igual que Contador, el que fuera su líder.
Él se llevó la peor parte. Se rompió el hombro y tuvo que retirarse. Desde entonces lleva convaleciente. Pero, fiel a su personalidad y a su estilo, el del ciclista correcto y educado que pedalea sin meter ruido y mirando por lo suyo, Dani no se ha quejado. Aún más, ha seguido corriendo como si nada. “Tengo que operármelo porque es algo que se te rompe y no regenera”. No hay otra opción. “Y es una intervención sencilla pero la recuperación es de dos a tres meses y con mucha rehabilitación porque el hombro es la extremidad que más se mueve”.
Así que, desde el mes de abril, Dani corre echando cálculos de cuándo pasar por el quirófano sin comprometer ningún momento del calendario de su temporada, aguantando el dolor e intentando olvidar el temor a que vaya a peor. “No me quería perder el Tour ni la Vuelta, había empezado tranquilo el año, sin correr mucho. Estoy corriendo este riesgo desde Bilbao porque quería estar en estas dos carreras”.
Correr ese riesgo implica esto: “Tres días antes de la Clásica de San Sebastián se me salió y por eso no pude correr. Lo tenía muy inestable. Yo mismo me lo recoloqué pero me asusté un poco”, reconoce. “No me había pasado nunca. Casi no podía moverlo”. La calculadora le ha dicho que se opere después de la Vuelta. “Porque no hay otro momento. Además, yo suelo empezar pronto, la pretemporada la comienzo ya en octubre”
Ahora, asegura que “en la bici ni me duele ni me molesta porque al no mover el hombro no pasa nada, solo si cojo algún bache. Pero si tengo una caída en el lado izquierdo se me puede salir”. Pero no tiene miedo. “porque una caída la puede tener en el hombro malo o te puedes romper una pierna. Es un riesgo que puedes correr de todas las maneras. Y el Tour lo he corrido entero así”.
Para esta Vuelta, Navarro quiere cazar etapas. “Llevo varios años sin ganar, la última fue aquí, en la Vuelta en el 2014. No es que sienta la necesidad de ganar pero vengo con motivación”. Más, incluso, confiesa que en el Tour. “Porque el recorrido me gusta mucho, más que el del Tour. Las etapas de Andalucía las conozco bien, la de Andorra también porque vivo ahí y las de Asturias, porque es mi tierra. Tengo varias casas”, ríe. La general, dice “en principio no la persigo. A ver qué pasa en la etapa de Andorra, que va a ser dura pero mi objetivo pasa por ganar etapas”. Las que sitúen su palmarés a la altura de su calidad.