La imagen que ha protagonizo hoy Tom Dumoulin deteniéndose en plena escalada a Umbrailpass pasará a la historia de nuestro deporte por lo insólito de la escena y por la repercusión que ha tenido en la clasificación de la carrera. “He tenido problema. Tenía que cagar, no me podía aguantar. Lo he empezado a notar en el descenso del Stelvio y he tenido que detenerme. No podía más”, exponía visiblemente decepcionado con el resultado final de la etapa, que ha acabado con un importante saldo negativo en su contra: Quintana le ha recortado 2:10 y se sitúa a 31 segundos en la general; mientras que Nibali ha enjugado dos minutos y 28 segundos y ya está a 1:12.
“Durante la persecución he decidido luchar y no rendirme y ver donde quedábamos después de cruzar la línea de meta. Ha sido duro hacer en solitario toda la subida y por supuesto muy decepcionante. Tenía buenas piernas y siento que podría haber estar con el grupo de los ciclistas de la general, pero no fue así. Tengo la maglia rosa, pero estoy muy enfadado. Ha ido todo mal”, ha concluido el ciclista neerlandés del Sunweb.