La Comisión Disciplinaria de la UCI ha establecido una sanción de seis años y 20.000 francos suizos para Femke Van den Driessche, que fue cazada durante la disputa del pasado Mundial de Ciclocross con un motor oculto en una de sus bicicletas. Además, la corredora belga ha sido desposeída de los títulos de campeona de Europa y de Bélgica sub23 y tendrá que devolver todos los premios y medallas conseguidas.
Este primer caso de fraude tecnológico se produjo durante los Campeonatos del Mundo de Ciclocross celebrados en Zolder en enero de 2016. La UCI ha aclarado que el sistema del que estaba dotado la bicicleta que se encontró en el box de Van den Driessche era un motor Vivax –de los que os hablamos en este artículo- con la batería oculta en el tubo de sillín y que se activaba mediante un interruptor Bluetooth instalado bajo la cinta del manillar.
Desde entonces la UCI ha realizado cientos y cientos de controles en algunas de las citas más importantes del calendario internacional, como la París-Roubaix o el Tour de Flandes, en busca de otros posibles casos de fraude tecnológico. Brian Cookson, presidente de la UCI, ha comunicado, a raíz del anuncio de esta sanción, que “hemos invertido muchos recurso en desarrollar una nueva y altamente efectiva tecnología de escaneado, y también hemos endurecido las sanciones para cualquiera que cometa este tipo de infracción. Este caso es una gran victoria para la UCI y todos los fans del ciclismo, así como para corredores y equipo que quieren estar seguros de que vamos a mantener este tipo de trampas lejos de nuestro deporte”.