Con su rostro infantil y angelical, Tadej Pogacar contestó a todas las preguntas de los periodistas en la sala de prensa con una madurez y un temple poco propios de sus 20 años (casi 21). “No puedo creer que haya ganado mi segunda etapa en mi primera grande. Estoy tan contento que no sé cómo expresarlo". Es precisamente por eso, porque “es mi primera grande", vuelve a subrayar, “que no sé cómo va a reaccionar mi cuerpo. Estas dos semanas han sido perfectas y espero continuar así, pero vienen etapas difíciles".
Pogacar, que hace unos días decía que vino a la Vuelta a España sin ambiciones y se ha encontrado con el maillot blanco, dos etapas y siendo tercero en la general, remarca que “es verdad que vine sin obligaciones, ahora tengo algo más de presión pero sigo pensando que no necesito probar nada más. Voy a correr tranquilo pero quiero tener el jersey blanco en Madrid y un top5. Después de lo de hoy quizá un top3. Nunca se sabe".
Preguntado por si Roglic es un compañero o un aliado, Pogacar responde que “estamos corriendo carreras diferentes. Él quiere la general y yo estar lo más arriba posible. No creo que sea una amenaza para él pero seguro que habrá más pelea de aquí a Madrid". Cuenta de él que “nos conocemos desde hace un par de años y desde que soy profesional tenemos mejor relación. Es un buen tío y buen corredor. Muy respetuoso".
No dudó en señalar que “quiero estar en Madrid cerca de Primoz, creo que es posible y voy a dar lo mejor de mi. Espero no tener ningún mal día". También desveló que “en mitad de la etapa, Matxin nos decía que teníamos que estar todos juntos, hacer un buen trabajo. Creo que lo hemos hecho. Luego, en la subida final, él era la única conexión que tenía con el exterior. Yo no quería mirar atrás pero cuando me ha dicho que nadie nos seguía a Roglic y a mi, supe que íbamos bien y he apretado aún más. Cuando nos marchamos, me animó desde el coche a tope. Le estoy agradecido, es un buen director".