Se aprieta la lucha por el maillot rojo entre los tres líderes del Jumbo-Visma. Todos quieren ganar y en la inédita y explosiva ascensión a Bejes -final de la 16ª etapa- hemos visto algún movimiento inesperado y la primera muestra de debilidad de un Sepp Kuss que aguanta por noveno día al frente de la general pero que parece perder galones dentro del equipo.
Se impuso en solitario Jonas Vingegaard -su segundo éxito en la ronda española tras el que firmara en el Tourmalet-, y el danés se coloca a 29" del liderato. Un triunfo dedicado a su compañero el belga Nathan Van Hooydonck, quien se encuentra en estado grave tras sufrir un infarto y posterior accidente de tráfico en su país.
En apenas cuatro kilómetros La Vuelta ha ganado en emoción y cambia de escenario. Porque hemos visto lo que no pensábamos que veríamos. Al ataque de Vingegaard a 4 km de meta se sumó otro de Primoz Roglic antes de entrar en el último que provocó que el líder cediera unos metros. Se rehizo y en meta solo perdió cuatro segundos con Ayuso, Mas, Vlasov y el propio Roglic, pero la sensación que deja Kuss es de cierta debilidad, y el Jumbo-Visma que la lucha de egos puede enturbiar lo que apunta a ser un éxito histórico.
En meta, el ciclista de Durango (Colorado) aseguró que el ataque de Vingegaard no estaba en la estrategia inicial del equipo. La colmena de avispas del equipo neerlandés se empieza a revolucionar. El liderato del norteamericano ya no es tan sólido.
El ganador del Tour quiere también La Vuelta y mostraba su candidatura lanzando un potente demarraje a falta de 4 km que nadie pudo seguir. Solo lo intentó un Finn Fisher-Black (UAE) que transitó en tierra de nadie para llegar segundo a la cima de este puerto inédito en la carrera, a 43" de Vingegaard. A 49" cruzó la meta Wout Poels, a 55" Michael Storer, a 1´01" Juan Ayuso, Enric Mas, Aleksandr Vlasov y Primoz Roglic, y a 1´05" Mikel Landa y Sepp Kuss. Marc Soler lo hizo a 1´23".
Así, la clasificación general se comprimer un poco más, con el danés a 29" de Kuss, Roglic a 1´33", Ayuso a 2´33" y Enric Mas a 3´04". Y mañana llega el Angliru, en una etapa durísima por tierras asturianas que puede poner patas arriba la carrera, con dos puertos de 1ª categoría -Colladiella, de 7,8 km al 7,1%, y el Cordal, de 5,4 al 9,2%- antes de afrontar el gran coloso de 12,4 km al 9,8%, con sus rampas temibles de hasta el 24% en La Cueña les Cabres. Una ascensión mítica desde que se afrontara por primera vez en 1999, y que desvelará quien es el verdario líder del Jumbo-Visma en esta Vuelta.
Batalla sin cuartel
Tras el segundo día de descanso, La Vuelta arrancaba su última semana con una etapa unipuerto por tierras cántabras –entre la Playa de Liencres y Bejes, de 120,1 km- que tenía como gran aliciente la subida inédita a Bejes, un puerto corto pero exigente de 4,8 km al 8,8%, con rampas de hasta el 15%. Pero los ciclistas querían batalla, y no solo en la ascensión final, y pasaron a la acción desde el banderazo de salida. Por un terreno con continuos repechos, más duro de lo que el perfil parecía indicar, se volaba, cubriendo cerca de 49 km en la primera hora.
El ritmo de vértigo hizo que costara consolidar la fuga. Tras tirar abajo el pelotón una primera de diez unidades, con Romain Bardet y Andreas Kron como integrantes más destacados, se conformó otra avanzadilla de seis corredores -Mattia Cattaneo (Soudal Quick-Ste), Kaden Groves (Alpecin-Deceuninck), Julius van den Berg (EF Edcuation-EasyPost), Nicolas Prodhomme (AG2R Citroën), Max Poole (DSM-Firmenich) y Joel Nicolau (Caja Rural-Seguros RGA) – que alcanzaron el minuto de ventaja a falta de 50 km.
Los fugados lograron estirar su ventaja hasta rozar el minuto y medio, y Kaden Groves se anotó el sprint intermedio (y bonificado) en Unquera, a 26 km de meta, para afianzar con otros 20 puntos un maillot verde que ya tiene al alcance de la mano. Nada más pasar el sprint el australiano del Alpecin-Deceuninck se descolgó para reservar fuerzas para futuras batallas.
Jumbo-Visma puso un punto más de dureza en el pelotón hasta echarse encima de los escapados. Serían alcanzados a falta de 10 km, con los equipos de los favoritos buscando la mejor colocación para afrontar, por carretera estrecha, las primeras rampas del alto de Bejes. La lluvia añadía un punto extra de tensión a la aproximación al momento de la verdad, que ya era cosa de los grandes nombres de esta Vuelta.
Con el grupo de favoritos reducido a una veintena de unidades llegó el ataque de Jonas Vingegaard con el que la carrera se empezó a revolucionar. Un demarraje al que no salieron ni Juan Ayuso, ni Enric Mas, ni Mikel Landa... Damiano Caruso (Bahrain Victorious) ponía un ritmo en ese grupo insuficiente para cortar la sangría de tiempo que estaba metiendo el danés (un minuto)-, que se acercaba al liderato de su compañero Kuss. Después el ataque de Roglic terminó por complicarlo todo. En víspera del final en el Angliru la Vuelta a España gana en emoción y cambia de escenario. La carrera no está cerrada.
CLASIFICACIONES
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