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Todo sobre los manillares

Materiales, medidas, diseños, características... el manillar puede suponer un quebradero de cabeza si no lo elegimos acorde a nuestro físico y necesidades. En esta guía disponéis de (casi) toda la información sobre ellos.

José V. Gisbert.

6 minutos

Todo sobre los manillares

"En vehículos de dos ruedas y derivados, pieza normalmente tubular, en la que se apoyan las manos, y que sirve para dirigirlos y de soporte para mandos e indicadores”. Esta es la definición de un manillar según nuestro Diccionario de la lengua española. Concretamente, se trata de uno de los tres puntos de apoyo del ciclista en la bicicleta junto a los pedales y el sillín, por lo que es muy importante acertar con el manillar más adecuado.

A diferencia de un modelo para mountain bike, gracias a su diseño de doble curvatura el de carretera tiene más de una posición para las manos. Lo habitual es llevarlas en las manetas, pero en bajadas o zonas llanas rápidas es preferible agarrarlo de la curva inferior, y en subidas largas pondremos las manos en la parte superior, a ambos lados de la potencia. Aunque podemos añadir una nueva posición -bastante utilizada actualmente en competición- también en las manetas, pero sujetándolas de la parte superior para así dejar los brazos más horizontales y extendidos. Esta posición cuenta con el inconveniente de no tener un acceso directo al freno, y debemos corregir la posición de las manos antes de frenar.

Entre todos los componentes que forman una bici, el manillar es el que más tiempo nos llevará montarlo o sustituirlo; sobre todo si es de tipo integrado y cuenta con cableado interno. También hay que tener en cuenta que debemos encintarlo, una labor que necesita tiempo y práctica para que quede como debe.

 

Historia

Originalmente los manillares eran planos, aunque en algunos casos los extremos tenían un ligero ángulo orientado hacia el ciclista. Las primeras bicicletas que equipaban manillares como los actuales de carretera -con doble curva- aparecieron a finales del s. XIX y principios del XX, cuando comenzaron a disputarse carreras con biciclos seguros -bicis que tienen las dos ruedas del mismo tamaño y transmisión por cadena-, que fueron sustituyendo a los peligrosos velocípedos -con rueda delantera gigante y los pedales montados en ella-. El objetivo: una posición más aerodinámica del ciclista para lograr mayor velocidad con el mismo esfuerzo, o ahorrarlo si mantenemos la velocidad.

La ubicación de las manetas de freno también ha ido evolucionando junto a su diseño. Desde una posición en el centro de la curva inferior -o incluso por debajo-, esta fue poco a poco elevándose hasta quedar completamente alineado su apoyo con la parte superior del manillar, mejorando la ergonomía al evitar forzar las muñecas cuando agarramos las manetas, y para poder acceder y accionar mejor las levas de freno.

 

Fabricación

En cuanto a los materiales con los que se fabrican, los primeros manillares eran de acero, muy resistentes pero también pesados e incómodos por su escasa capacidad de absorción. En los años 60, Cinelli comercializó los primeros manillares -y potencias- de aluminio, reduciendo drásticamente el peso de estos componentes. Pero fue cuestión de tiempo que se comenzase a utilizar fibra de carbono para lograr diseños imposibles de conseguir con el aluminio, como los de formas aero o planas, unir el manillar con la potencia formando un conjunto, o mejorar el ratio peso/rigidez sin descuidar la absorción.

Todos los modelos a la venta deben pasar obligatoriamente unos controles estándar -ISO 4210- para poder comercializarse. Un manillar de aluminio, por lo general, es más resistente que uno de carbono -sobre todo en una caída-, pero resulta más pesado y menos absorbente, aunque a un precio bastante más ajustado respecto al de carbono. Algunos modelos incluyen unas líneas en la zona de la abrazadera de las manetas para ayudarnos a colocarlas simétricamente o conocer su posición; y los manillares de carbono suelen utilizar en esa zona y en la de unión a la potencia una pintura rugosa -parecida al papel de lija- que evita que se mueva. Y para guiar el cableado por el exterior pueden llevar unos rebajes, o unos orificios si van por el interior.

 

Medidas

Para adaptarse a nuestra fisionomía o preferencias, los manillares están disponibles en diferentes medidas. Éstas suelen ir indicadas en una parte visible, aunque a veces para conocerlas tocará quitar la cinta del manillar si está puesta. Debemos prestar mucha atención a todas las medidas, ya que pueden modificar nuestra posición de las manos en la bicicleta, además del control y la comodidad.

- Diámetro: la zona de anclaje de las manetas tiene 23,8 mm -el estándar ISO- y 31,8 mm -llamada oversize- en su unión con la potencia, aunque con anterioridad era de 25,4 o 26 mm, dependiendo del fabricante.

- Anchura: lo habitual es medir de centro a centro, en la posición donde van ancladas las manetas. Se suele elegir la más adecuada a la anchura de nuestros hombros, aunque ahora se tiende a escoger la más estrecha posible para mejorar la aerodinámica; pero un manillar estrecho reduce el control de la bici y la postura puede resultar más incómoda.

 - Reach -o alcance-: es la distancia entre la parte superior y la curva donde van situadas las manetas -siempre de centro a centro-. Esta medida alarga o acorta nuestra posición de las manos en las manetas o la curva inferior.

- Drop -o caída-: es la medida entre la parte superior y la inferior del manillar y que determina la posición de las manos cuando nos agarramos en la parte baja.

- Flare -o apertura-: se trata del ángulo con el que se abren los extremos. Tradicionalmente los manillares para carretera carecían de flare, pero con la llegada de modelos muy estrechos y el gravel sí se utiliza para mejorar el control en las manetas y elevar la anchura cuando nos agarramos a la curva inferior.

- Backsweep: es el ángulo -orientado hacia la parte trasera de la bici- de la zona superior del manillar. Se utiliza para que las muñecas queden en una posición más natural cuando las ponemos en ese punto.

 

Diseño

Si tenemos en cuenta la forma de la curva inferior, el diseño más utilizado es el llamado compact, que fue creado para que las manetas de freno quedasen alineadas con la parte superior del manillar. Este se basa en el modelo anatómico -ya muy poco utilizado-, que tiene recto el último tramo de la curva.

El diseño original es el clásico o redondo, que posee una curva con radio fijo que deja las manetas mucho más abajo respecto a otros tipos de manillar. Los integrados unen la potencia y el manillar en un único bloque -siempre de carbono- buscando más aerodinámica, rigidez y ligereza; pero su precio se dispara y en ellos no es posible modificar la posición del manillar o sustituir alguno de los dos componentes que integra. Hay que tener muy claro qué medidas necesitamos antes de comprar un manillar integrado, pero si ya viene montado de serie en la bicicleta, quizá no sea el más adecuado para nosotros. La parte superior puede ser plana para mejorar la aerodinámica, o anatómica si deseamos aumentar el agarre y la comodidad. Gracias al carbono es posible dar la forma deseada al manillar.

Para elevarlo sin añadir arandelas a la dirección o poner una potencia con ángulo invertido, podemos utilizar un manillar Specialized Hover, el modelo que montan de serie sus bicis Roubaix. Canyon dispone de manillares integrados con anchura regulable, una buena opciónsi no tenemos claro qué medida queremos. Y una nueva tendencia consiste en diseñar el manillar para que las manetas queden perfectamente integradas -sin zonas hundidas o con resaltes- y mejorar el apoyo de las manos en ellas. 


Ya empieza a ser habitual disponer de canales para el cableado y rebajes para los interruptores de cambio.

Prácticamente todas las bicis de carretera de gama alta cuentan con manillar integrado.

Los modelos para gravel tienen un flare o apertura mucho más elevado frente a los destinados a la ruta.

 

Unos consejos

  • Es muy recomendable utilizar una llave dinamométrica para dar el par de apriete exacto a los tornillos de la tapa de la potencia, e imprescindible cuando el manillar es de carbono. Hay que apretarlos alternativamente -poco a poco y en cruz-, y usar grasa o pasta de montaje -si el manillar es de carbono- en la zona de unión, o en el tubo de dirección si es un manillar integrado. También la abrazadera de las manetas tiene su par de apriete, aunque un truco consiste en dejarlas un poco flojas para que roten en caso de caída y no se rompan, pero lo suficientemente apretadas para que no se muevan al agarrarlas con fuerza.
  • El soporte del ciclocomputador también lleva su par de apriete; si no lo respetamos podemos llegar a dañar el manillar.
  • Hemos visto casos de manillares rotos por culpa del sudor, que va comiéndose el material. Para ciclistas que suden mucho es recomendable utilizar cintas que no lo absorban y revisar periódicamente el estado del manillar.
  • Jamás debemos montar manillares sin marca o falsificaciones. En un componente tan importante no podemos jugárnosla. Es preferible llevar uno de aluminio de una firma reconocida en vez de uno falso de carbono, aunque este tenga el mismo precio -o incluso inferior- y sea mucho más ligero.
  • Si compramos una bici de segunda mano debemos asegurarnos que su manillar no esté fisurado, o este podría romperse en cualquier momento. También hay que revisarlo tras una caída, desmontándolo de la potencia y quitando la cinta.