MI PADRE TUVO LA CULPA. Empecé con la bici a los seis años y con siete ya tenía un dorsal. Mi padre solía alternar bicicleta de carretera y de montaña, pero a mí me llamaba más la atención la primera. Me propuso entrar en una escuela de ciclismo donde corrí hasta los 18, que es cuando pasé a amateur. Mi familia me ha apoyado mucho en el proceso.
GOMUR, UNA GRAN ELECCIÓN... En mi segundo año como amateur en el Gomur ya contacté con un preparador. Hasta entonces había hecho las cosas de forma más pausada. La temporada siguiente me salió bastante bien y me sentí muy arropado por el equipo. Ellos me preguntaron si quería dedicarme profesionalmente al ciclismo.
...QUE DURÓ SEIS AÑOS. Gomur es el equipo de aquí y siempre me permitieron compaginar la bici con los estudios, algo que no es sencillo porque se viaja mucho, sobre todo con la Copa de España. Ellos me dejaban en la puerta de casa tras cada carrera para que pudiera estar el lunes a las ocho de la mañana en la universidad. Rechacé ofertas de equipos amateur muy potentes porque no me podían garantizar eso. El salto ha llegado tarde, pero es cuando se ha podido. Tarde porque a pesar de que en 2021 terminé segundo en la Copa de España, no di el salto porque me consideraban aún muy joven. En 2022 contraje una mononucleosis que me mantuvo prácticamente inactivo todo el año y el siguiente todavía arrastraba las consecuencias del parón. En 2024 ya conseguí ganar varias carreras y subir a profesionales.
LUISMI, JANDRO Y BRUNO. He tenido la suerte de estar tutelado por buena gente. Luismi, mi director hasta llegar a sub-23, se preocupó de que disfrutara del ciclismo, además de inculcarme los valores que hoy me definen. Ya en sub-23, Jandro y Bruno potenciaron las características que me marcaron como amateur.
Y LLEGÓ ILLES BALEARS-ARABAY. Entré al equipo por contactos cercanos. En 2024 llegué a hacer diez podios seguidos además de cinco victorias. Illes Balears-Arabay era el único equipo en España que me permitía pasar sin subir de un filial. Han acabado contentos con mi año, una satisfacción que es mutua.
EL BUEN ROLLO DE SER CONTI. Dentro del grupo hay un gran ambiente. Siempre he acudido muy cómodo a competir. Al final es gente con la que te ríes, bromeas y con la que se puede hablar de todo. La competencia es inevitable tratándose de continentales, pero siempre se pone por delante ir todos a una. Por otro lado, sé que hay muchas limitaciones por el hecho de correr en equipos continentales, ya que los resultados no reflejan el esfuerzo que hay que hacer sólo para viajar en un pelotón en el que se funciona por oligarquías y donde los grandes van delante y los modestos detrás. Así resulta complicado lograr resultados en una prueba importante.
MI LABOR EN EL EQUIPO. Illes Balears- Arabay ha confiado en mí todo el año. Los compañeros trabajaron para mí en algunas carreras e intenté hacerlo lo mejor posible. El problema fue que en verano, a pesar de alcanzar un buen nivel, enfermé hasta tres veces, incluyendo problemas estomacales, lo que hizo que me dedicara sobre todo al trabajo para otros compañeros, lo que no se me dio del todo mal.
IMPACTADO POR EL DEBUT. En mi primer año pro me llamó mucho la atención el inicio en la Challenge de Mallorca. Me chocó el ritmo, sobre todo desde qué kilometraje ya se empieza a sentir la tensión de una llegada al sprint, tan alejado de una carrera amateur donde los nervios se dejan notar mucho después. Y me impresionó el ritmo de las carreras en Francia, como el Tour de Loire, por todo lo que se apretaba. También he disfrutado de días bonitos como la Clásica de Jaén y, por supuesto, haber descubierto el calendario de clásicas belgas con citas como Le Samyn donde me motivé muchísimo.
LOS VIAJES. Ahora que me quedan dos asignaturas para acabar la carrera es más fácil. Durante el año puedo descansar más y coger más rutinas ciclistas, mientras que antes se hacía complicado con los estudios. En profesionales hubiese sido imposible. Con tanto viaje tampoco encuentras tiempo para los amigos y la familia. Al principio los viajes son bonitos, pero luego cuesta asimilarlos. En la época de entrenamientos todo resulta más sencillo.
MI FUTURO CICLISTA. Aunque he tardado en llegar al profesionalismo, considero que me queda margen de mejora y sería factible dar el salto de categoría. Trabajando más el lado mental, los resultados pueden llegar. El año pasado dos compañeros saltaron al Caja Rural-Seguros RGA, así que creo que es posible a sabiendas de que no será fácil. Por otro lado, también tengo sueños, unos más complicados que otros. El más simple sería poder disfrutar de la bici. De momento encuentro más tensión que diversión, aunque creo que lo de divertirme compitiendo llegará más adelante. Ya como sueño más grande me marco estar algún día en la salida de un Tour de Francia.
Y EL OTRO FUTURO. De no haber sido ciclista sería ingeniero como mi padre. Seguramente, tras terminar la carrera universitaria estaría desarrollándome laboralmente en Cantabria.
