Subcampeona de la ruta en 2015 y tres veces en la contrarreloj, la última ocasión precisamente hace tres días, la neerlandesa Anna van der Breggen conquistó su primera medalla de oro en unos mundiales de ciclismo con una exhibición en las rutas de Innsbruck.
Una victoria inapelable gestada a 42 kilómetros de la meta, cuando la prueba femenina de fondo en ruta afrontaba su segundo paso por la subida a Igls y era encabezada por un quinteto compuesto por la australiana Spratt, la polaca Jasinska, la sueca Fahlin, la italiana Pirrone y la neerlandesa Van Dijk, un quinteto que rodaba con un minuto sobre el grupo de las ilustres.
En ese grupo principal se movió la neerlandesa Annemiek Van Vleuten, un primer demarraje que seleccionó el número de integrantes poco después de que un pequeño parón permitiera que llegara un grupo más numeroso a las 21 corredoras, Mavi García y Ane Santesteban incluidas en ese lote, que lo formaban.
Atacó, pues, Van Vleuten y casi de forma inmediata, acelerón contundente, sentada, sin mirar atrás, arrancó Van der Breggen. La corredora del Boels, en un visto y no visto, alcanzó la cabeza de carrera, la seleccionó, con Amanda Spratt como última resistente, y acabó destacándose en solitario al paso por la cumbre de Igls con otra vuelta y media por delante.
En solitario, sin muestras de fatiga, robótica, fortaleza pura, Van de Breggen abrió unas diferencias importantes con muchísima facilidad. Amanda Spratt, en su pelea entre dos aguas, consolidó su medalla de plata, un oro en sí misma ante la entidad física de la rival. Spratt acabó llegando a 3:42 de la ganadora. El bronce, la única presea que parecía en liza, acabó en el cuello de la italiana Tatiana Guderzo, quien conquistó su tercera presea universal tras llegar en solitario a 5:25 de Van der Breggen.
El bronce de Guderzo tuvo mucho mérito; la transalpina se movió del grupo principal cuando éste ya rodaba retrasado varios minutos. En compañía de otras dos corredoras fue capaz de llegar a los rescoldos de la fuga de cinco que dinamitó Van der Breggen, el trío Jasinska (Polonia), Fahlin (Suecia) y Rivera (EE UU). En la última subida a Igls, con las primeras muy destacadas, llegó su turno para destacar con un ataque y una consolidación de hueco que le valieron un icónico podio.
Mavi García, en la decimonovena plaza e integrando un pequeño grupo que entró a 7:17, fue la primera representante de una selección española que cuajó una buena actuación en una prueba que pasará a la historia por el dominio dictatorial de la neerlandesa Van de Breggen. Y con cuatro corredoras de los Países Bajos en el top-10 final; sin duda, la mayor potencia actual de este deporte y que se marcha de Innsbruck también con el oro de la contrarreloj élite femenina de Van Vleuten.