Una vez más y van… 2023 pasará probablemente, y casi sin el probablemente, como una de las temporadas más bonitas, emocionantes e impredecibles de la historia del ciclismo. El calendario acaba de estrenar abril y ya hemos perdido la cuenta de cuántas páginas nuevas se han añadido al libro que guarda los momentos más hermosos de un deporte que no se cansa de aplaudir a esta incasable generación. Y uno de los principales estandartes de ella es precisamente el culpable de lo que ha ocurrido este Domingo de Ramos en Bélgica. Tadej Pogacar, que tiene sólo 24 años y un palmarés de veterano, se ha marcado una exhibición para grabar y guardar en un cajón.
El esloveno, ganador de muchas cosas pero sobre todo del corazón de la afición, se merendó el Tour de Flandes como este curso lleva merendándose cada carrera en la que comparece. Ni los extraterrestres de los adoquines, tan grandes, corpulentos y potentes, han podido con él. No sabemos de qué planeta viene Tadej, pero algún día volverá a él cargado de triunfos y hazañas.
Como la que comenzó en Flandes cuando aún la escapada soñaba a lo grande. Un grupito que armaron Mads Pedersen (Trek-Segafredo) y Matteo Trentin (UAE Team Emirates) a algo más de 110 kilómetros de que todo acabara. 55 km más tarde, en pleno Kwaremont, empezaría la fiesta de un Pogacar desatado, demostrando únicamente tenía en mente hacer historia.
Devoró el Kwaremont y devoró el Paterberg. Torturaba a todos mientras restaba minutos a la fuga, que llegaron al Koppenberg, a 46 km de meta, con menos de un minuto y medio de renta. En él, en el Koppenberg volvió a atarcar Tadej, que continuó tirando de clase y de garra para machacar a todos. Incluidos Mathieu Van der Poel (Alpecin-Deceuninck) y Wout Van Aert (Jumbo-Visma), que no tenían suficientes escudos para evitar todas las balas.
Eso sí, Van der Poel demostró tener algo más de fuerzas en las piernas que su archienemigo Van Aert, pues él mismo provocó que éste se cortara a 28 km. Poco después, Tadej y Mathieu alcanzarían a la fuga. Y poco después también, Pogacar volvería a elegir el Kwaremont para destrozar definitivamente la carrera. Fue a 18 km del final. Sin mirar atrás y a zapatazo limpio, el esloveno torturó a Van Der Poel, al que remató en el Paterberg.
Desde ahí, Tadej Pogacar se marcó una contrarreloj en solitario que ya forma parte de la historia del ciclismo camino de su cuarto monumento. Y sólo tiene 24 años.
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