El mundo del ciclismo recuerda hoy la figura de toda una leyenda como Miguel Indurain, el ciclista que enamoró a todo un país y pegó a la televisión a los aficionados con sus gestas sobre la bicicleta. Después de 25 años de su retirada, el navarro sigue siendo un icono del deporte español y una de las grandes referencias para las siguientes generaciones.
Su palmarés habla por sí solo. Un trayectoria de doce años como profesional, jalonada de éxitos tan importantes comos sus cinco Tours de Francia consecutivos (1991-1995) además de dos Giros de Italia (1992-1993), la medalla de oro en el mundial de contrarreloj en Colombia en 1995 y el oro olímpico en la misma especialidad en los Juegos de Atlanta de 1996.
Además, otras victorias importantes en vueltas por etapas y carreras de un día como sus tres ediciones de la Volta a Catalunya (1988, 1991 y 1992), dos París-Niza (1989 y 1990), la Clasica de San Sebastián de 1990, el Campeonato de España en ruta de 1992 o sus dos triunfos en la Dauphiné Liberé (1995 y 1996) completan una carrera inmaculada que le aupó al olimpo del ciclismo mundial y de la historia del deporte español.
Toda esa trayectoria le granjeó la admiración de aficionados e instituciones, que reconocieron su talento con premios tan importantes como el Príncipe de Asturias de los Deportes en 1992, la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo en 1993 o la distinción de Caballero de la Legión de Honor de la República Francesa en el mismo año, entre muchos otros.