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Una locura de esas de Omar

Omar Fraile puso a la afición en pie al pasar en cabeza por el Vivero reeditándose a sí mismo en su antológica acción hace dos años en Beasain.

Ainara Hernando

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Una locura de esas de Omar

Hay muchas cosas que son iguales y otras tan diferentes desde entonces. Los focos, por ejemplo, desde aquel día, a Omar le centran más las cámaras. Todos le recuerdan aquello que hizo, el doble ascenso a Olaberria, la lluvia inclemente que a cada pedalada que el pelotón de aquella Vuelta al País Vasco de dos años atrás se iba transformando en granizo. La mirada a su jefe Txurruka, “¿Y si nos vamos Amets?”. El ataque de ambos y luego, la gesta. “¿Amets me dejas irme?”. La épica. Entonces Omar Fraile encandiló a la afición vasca tanto que, a pesar de que fue cazado a seis kilómetros de meta pocos hoy son capaces de recordar quién ganó aquella etapa (Richie Porte). La imagen de aquel día fue la de Omar. Como hoy.

En la explanada del Guggenheim, Omar Fraile es de los que no puede ocultar la sonrisa y tampoco los nervios. Esta es ‘la’ etapa. ‘El’ día. “Mañana ya descanso pero hoy tengo que coger la fuga. Que están mis padres, y mi novia, y todos mis amigos, y que estoy en casa”. Dicho y hecho. En el kilometro 2, Omar se escapó junto a Brian Bulgac y Anthony Turgis y se acabó quedando solo cuando llegó al Vivero, el repecho en el que aún retumban los ecos de los gritos que agigantaron a Igor Anton en la Vuelta del 2011 cuando se impuso en la etapa de la Vuelta.

No llovía. No granizaba como en Olaberria, pero a Omar, solo, encendido aunque cansado, se le pasaron casi las mismas cosas por la cabeza que dos años atrás. “me ha podido más el corazón que la cabeza. Ha sido una locura de esas mías”. Miraba para atrás y escuchaba las referencias desde el coche del Caja Rural-RGA. “Sabía que si llegaba con algo de tiempo al último paso por el Vivero habría alguna posibilidad pero cuando he visto que iba debajo del minuto y medio he sido consciente de que no iba a poder así que he decidido que tenía que disfrutar y ya está. Hasta que me echaran mano”.

La locura le dio a Omar Fraile el liderato de la montaña y de las metas volantes. “Correr así en casa siempre es bonito y quería hacer algo. Me quedo contento porque he disfrutado muchísimo, pasar por mi casa escapado ha sido realmente bonito”.