Tirando de orguillo de campeón, con el equipo completamente roto (sin Majka, Soler, Bennett ni Laengen), Tadej Pogacar y el UAE Team Emirates salieron dispuestos a poner patas arriba la carrera y a buscar el cuerpo a cuerpo con el líder Jonas Vingegaard en otra gran batalla pirenaica.
En una etapa que presentaba cuatro subidas encadenadas (Col d’Aspin, Hourquette d’Ancizan, Col de Val Louron-Azet y Peyragudes), el equipo emiratí quemó todas sus naves, y con un espectacular trabajo de Mikkel Bjerg y Brandon McNulty dejaron la carrera donde su líder quería, en un mano a mano entre Pogacar y un Vingegaard aislado, sin compeñeros, desde antes de coronar la penúltima de las ascensiones.
Lo intentó Pogacar en los últimos metros de Val Louron-Azet, buscando tensar en la bajada, señal de que es consciente de no tener mejores piernas que el danés. El maillot amarillo responde con solvencia cada golpe del esloveno, al que parece tenerle comida la moral. Quizá por eso no intentara ningún ataque en la subida final a Peyragudes, que hicieron al ritmo que marcaba McNulty.
Un duelo de colosos (los dos mejores ciclistas de este Tour, con diferencia) que se resolvió en los últimos metros, donde Pogacar tiró de explosividad para anotarse su tercera victoria en esta edición y la novena en todas sus participaciones en la Grande Boucle. Además, merced a las bonificaciones, recorta 4" a un Vingegaard que llegó soldado a su rueda y que ha dado un paso de gigante para asegurarse el triunfo en París. Más allá de la ventaja que tiene (ahora 2´18"), es la sensación de absoluto poderío que transmite. Ni un indicio de debilidad. Mañana será la última oportunidad de Pogacar para recortarle tiempo antes de la contrarreloj del sábado.
Tras ellos, a 32", entró un inconmensurable McNulty, que hizo la gran selección con un ritmo salvaje, y cuarto a 2´07" un Geraint Thomas que distancia a Quintana (en 1´25") y Gaudu (en 1´20") y consolida su tercera posición, contando además con que le favorece la contrarreloj del sábado.
La etapa, rota desde la segunda subida del día (a Hourquette d’Ancizan), ha puesto a cada uno en su sitio, revelando que muchos llegan al final del Tour con las fuerzas más que justas. Por ejemplo, Adam Yates ha perdido 9 minutos y cae a la 9ª plaza de la general, y Tom Pidcock 22 y sale del top-10, al que regresa un Enric Mas que hoy ha vuelto a pasar apuros.
Mañana los ciclistas afrontarán la última gran jornada de montaña del Tour, y a priori la etapa reina de los Pirineos (Lourdes-Hautacam, de 143 km), que presenta tres colosos encadenados en los 80 finales: el Col d’Aubisque, de 16,4 km al 7,1%; el novedoso y muy duro Col de Spandelles (10,3 km al 8,3%) y la subida final a Hautacam, de 13,6 km al 7,8% de pendiente media, con varios kilómetros seguidos en su parte central por encima del 10%.
UAE quema sus naves
La etapa comenzó torcida para Pogacar y el UAE al conocerse el abandono de Rafal Majka, que estaba siendo el mejor apoyo del esloveno, con una distensión en el muslo consecuencia de la rotura de cadena que tuvo ayer en el ascenso al Mur de Péguère. Casi sin equipo, el panorama se le complicaba más a un Pogacar que debía pasar al ataque, sí o sí, en una etapa corta pero explosiva, sin descanso, con cuatro puertos de entidad: Col d’Aspin (12 km al 6,5%), Hourquette d’Ancizan (8,2 al 5,1%), Col de Val Louron-Azet (10,7 al 6,8%) y la subida final a Peyragudes (8 km al 7,8%).
Se voló en el principio de la etapa buscando la fuga (a más de 50 km/h) pero el pelotón no consintió aventuras antes de afrontar el Col d´Aspin, todo un clásico del Tour, donde la carrera empezó a romperse. Thibaut Pinot y Alexey Lutsenko hicieron toda la ascensión en cabeza y coronaron con 20” de adelanto sobre un grupo (con Dani Martinez, Ciccone, Urán… ) que comandaba un Simon Geschke que sumaba más puntos para consolidar su liderato en al Montaña. Un poco más atrás marchaba otro grupo con Bardet –que terminaría enlazando con el primero en el descenso- y a 1´30” el pelotón.
En Hourquette d’Ancizan el UAE empezó a quemar todas sus naves. El danés Mikkel Bjerg –un gran rodador que no destaca en la montaña- cogía la cabeza del gran grupo para poner un ritmo muy duro que cortó a numerosos corredores, entre ellos un Adam Yates (6º de la general) que explotó y llegó a meta a 9 minutos. También lo hizo su compañero Tom Pidcock, otro de los grandes damnificados de la jornada (perdió aún más, 22´).
La carrera iba totalmente lanzada, y el gran trabajo de Quinn Simmons en el grupo perseguidor, pensando en las opciones de su compañero Ciccone, provocó que cazaran a Pinot y Lutsenko iniciando el tercer coloso del día. 15 ciclistas quedaron en cabeza con el grupo principal a 1´30”.
En el Col de Val Louron-Azet el UAE Team Emirates seguía a bloque con los escasos efectivos que tenía. Se la jugaban con valentía a todo o nada. Una vez se retiró Bjerg entró Brandon McNulty, poniendo un ritmo brutal que provocó una escabechina; se cortaron Van Aert, Gaudu, Madouas, Enric Mas, Vlasov, Meintjes, Quintana… Solo quedó un quinteto selecto: McNulty, Pogacar, Vingegaard, Thomas y un Kuss que también terminaría cediendo.
Impulsados por el ritmo infernal del norteamericano del UAE el cuarteto iba recogiendo “cadáveres” de la fuga. Geraint Thomas también se quedaba y a 3 km de coronar Val Louron-Azet McNulty, Pogacar y Vingegaard ya eran cabeza de carrera. Las cosas ya estaban donde quería el dos veces ganador del Tour, en un mano a mano entre los dos gallos de la prueba. A 200 metros de la cima se produjo el primer ataque de Pogacar, que buscaba sorprender en la bajada. Pero Vingegaard respondió con solvencia el primer golpe del esloveno. Thomas, Kuss y Lutsenko pasaban a 55”, y Bardet a 1´15”.
Para arriba y para abajo. Cualquier terreno le valía a Pogacar para intentar poner en aprietos al líder. Ayudado por un desatado McNulty, los UAE tensaban la cuerda en la bajada.
Peyragudes, el último y más exigente de los puertos del día (8 km al 7,8%), prometía ser el escenario del último asalto entre los dos capos del Tour. Pero Pogacar, con las fuerzas justas y posiblemente la moral tocada por la solidez del líder, no lo intentó, ni siquiera en los últimos tres kilómertos, lo más duro, con rampas de hasta el 16%. Lo dejó todo para los últimos metros, donde se anotó su tercera victoria parcial en un Tour que ya acaricia con los dedos Jonas Vingegaard. Mañana, última oportunidad para el esloveno.
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