La victoria que cosechó ayer Marcel Kittel en la segunda etapa del Tour de Francia 2017 no tuvo a simple vista nada especial: el máximo favorito, tras protagonizar una destacada remontada, cumplió con dicha condición imponiendo su velocidad en la recta de meta de Lieja para sumar el décimo triunfo de su carrera en la Grande Boucle. Todo relativamente normal hasta ahí, si no fuera porque el alemán lo consiguió portando una bicicleta equipada con frenos de disco.
La polémica ha rodeado siempre al uso en competición de esta tecnología de frenado que los fabricantes de grupos y bicicletas quieren imponer al tiempo que el pelotón profesional parece negarse a ello. El teórico riesgo de corte que implican o el mayor peso de las máquinas que los portan impiden que los ciclistas terminen de aceptarlos, aunque aun así vemos contadas excepciones de corredores que no tienen reparos en utilizarlos. Un ejemplo de ello son Reto Hollenstein (Katusha), Michael Matthews (Sunweb) y Marcel Kittel (Quick Step) que ayer, ante la insistente presencia de lluvia, apostaron por emplear frenos de disco para contrarrestar las adversas condiciones meteorológicas.
Una vez llegados al sprint masivo, Kittel no vio mermado un ápice su rendimiento por el uso de esta tecnología de frenado y sobre una Specialized Venge ViAS Disc se convirtió en el primer ciclista en conseguir una victoria de etapa en el Tour de Francia utilizando frenos de disco. Un hito que queda para la historia del material ciclista.