Peter Sagan es un habitual del podium del Tour de Francia. Lo visita cada día para enfundarse en maillot verde de líder de la regularidad, que se ha marcado como meta lucirlo hasta París por séptimo año consecutivo, lo que significaría un récord que hasta ahora comparte con el alemán Eric Zabel.
En Colmar, al término de la quinta etapa, lo visitó también como ganador de la etapa, la duodécima que suma desde que en 2012 debutó en esta carrera que le ha adoptado como uno de sus personajes necesarios. "Si corro con pasión, las victorias llegan", aseguró, sonriente, el ciclista eslovaco del Bora, que con esta suma doce triunfos en la carrera francesa, los mismos que acumuló Zabel.
Considerado uno de los corredores con más talento del pelotón, Sagan se impuso en un "sprint" diferente, porque la mayor parte de los especialistas no habían podido superar en el grupo de favoritos los puertos previos de la primera etapa de los Vosgos. Entre los que llegaron, fue imperial el eslovaco, que se impuso con mucha soltura, haciendo fructificar el trabajo de su equipo, que se había obstinado en que acabara en llegada masiva una etapa que, sobre el papel, estaba destinada a los luchadores. "Sin mis compañeros no lo hubiera podido conseguir. Han hecho un trabajo formidable. Hemos controlado la carrera en todo momento, en el llano y en los ascensos", aseguró el ciclista, que reconoció que, "al final también juega un poco la suerte".