Vuelta a España

Diario de La Vuelta: Hoy en Pekín, mañana en Talavera (etapa 8)

Cada victoria de Jakobsen ahora es especial y tiene un enorme componente emocional. El ciclista del Deceuninck ha empatado con la de hoy a dos en su particular duelo con Philipsen. Ambos son ya los hombres más rápidos de esta Vuelta.

Ainara Hernando. Fotos: Photo Gómez Sport

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Jakobsen, vencedor en La Manga del Mar Menor.

Llegaba la Vuelta, sin Alejandro Valverde a Murcia, a la Manga del Mar Menor y muchos periodistas ya tenían preparado el titular estrella si ganaba Arnaud Demare. ‘Demare Menor’. Original, ¿verdad?. Una larga recta para una llegada al sprint, y algo de viento. Aires también de reivindicación en estas tierras con protestas en la línea de meta como gritos en petición de ayuda para salvar este ecosistema único en el que por sexto día consecutivo millones de peces han aparecido muertos en sus costas. 

Con un ojo en Murcia pendientes de la operación a la que se ha sometido Alejandro Valverde nos despedimos de Benidorm en la doble noche que hemos pernoctado en la ciudad de vacaciones por excelencia de España y toda Europa. Hacer dos noches en el mismo hotel tiene como ventaja poder hacer una ‘mini colada’ por el camino, especialmente de la ropa de deporte e interior, que puedes dejar en la terraza de la habitación al sol. Otros compañeros suelen optar por utilizar el maletero del coche como tendedero…yo soy de las que prefiere esperar a repetir estancia. 

Con un buen puñado de ropa limpia, cerramos la maleta (ya empieza a costar) y seguimos la ruta en dirección a la Manga del Mar Menor. Por el camino llega la noticia desde el Hospital HLA La Vega de Murcia que Alejandro Valverde ha sido operado con éxito de su fractura de clavícula. Para cuando llegamos a la meta él ya está en la sala de reanimación, previa a subir a su habitación para seguir la etapa que llegaba a su casa desgraciadamente por la televisión.

El neerlandés intentará llevar el maillot verde hasta Santiago.

Lo que ve Alejandro y todos es una nueva demostración de fuerza y superación de Fabio Jakobsen. Cada victoria suya ahora es especial y tiene un enorme componente emocional. El ciclista del Deceuninck ha empatado con la de hoy a dos en su particular duelo con Philipsen. Ambos son ya los hombres más rápidos de esta Vuelta. Y, a la espera de conocer las intenciones de Philipsen, las de Jakobsen pasan por seguir siéndolo. Tras su triunfo de hoy, y afianzándose al frente de la clasificación por puntos, ha dejado claro que “espero llevarlo encima hasta Santiago de Compostela”

Ése será su gran objetivo de aquí al final de la Vuelta. A partir de mañana se le pone la cosa complicada porque la carrera se pone seria con la llegada a Velefique. “Vienen días duros para mi, lo vamos a pasar mal en los puertos”. Se amarra al consejo de su director Davide Bramati, que le repite tres órdenes: “comer, beber y llegar a meta a tiempo. Yo voy a luchar para vestirme de verde en Santiago de Compostela porque ésta es una prenda muy especial para los que somos velocistas, es el maillot que siempre quieres llevar. Lo hemos visto en el Tour con Mark Cavendish, todos sus triunfos de etapa y que siempre tenía ganas de más. Es una inspiración y una motivación. Estoy muy feliz para llevarlo”.

La vida le sonríe a Jakobsen tal y como merece tras el tremendo accidente que casi le cuesta la vida el pasado año en la Vuelta a Polonia. Allí, en el mismo momento de la caída contó con el primer ángel de la guarda que fue a socorrerle y que fue Florian Senechal, uno de los hombres que le ha lanzado un año después, en esta Vuelta, hacia la gloria de los dos triunfos de etapa con los que ha revivido. “Entre los dos somos 160 kilos de pura fuerza y velocidad”, cuenta Jakobsen, “tiene un sitio especial en mi corazón, fue de los primeros en llegar cuando se produjo mi caída en la que me jugué la vida y cuando más lo necesitaba. Para mi es muy importante que él esté aquí cuidándome y lanzándome en las llegadas. Tenemos una conexión muy especial”. 

A Jakobsen mañana le tocará sufrir, pues la Vuelta cambia de guión con el final en alto en Velefique, más las ascensiones previas a los altos de Cuatro Vientos, el Collado Venta Luisa y el Castro Filabres. Y el calor, tremendo. De la humedad de la manga del Mar Menor al de las montañas y el desierto almeriense. Previo paso esta noche por una ciudad que siempre hace de alto en el camino en la Vuelta y que tan bien nos acoge, Murcia. Allí espera mi ordenador de repuesto, ¡o eso me han dicho!

 

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