Novedades

La tecnología Oakley PrizM en la Quebrantahuesos

Nuestro colaborador Sergio Lorenzo participó en esta emblemática marcha probando las últimas novedades de la marca norteamericana.

Desde Sabiñanigo: Sergio Lorenzo. Fotos: Indomit Visual / Sportograf

7 minutos

La tecnología Oakley PrizM en la Quebrantahuesos

La Quebrantahuesos es una de las marchas cicloturistas de gran fondo que todo aficionado debe hacer al menos una vez en su vida y un referente a nivel nacional e internacional en pruebas de este tipo, en un entorno privilegiado, con unos paisajes espectaculares y una organización de lujo. Aunque mi pasión es el Mountain Bike –soy redactor de la revista BIKE-, la marcha está presente en multitud de conversaciones en prácticamente todas las grupetas de carretera. Por eso, hace casi cuatro años decidí que debía participar en la Quebrantahuesos, recorrer sus 200 kilómetros de distancia y atravesar sus cuatro míticos puertos de montaña.

Después de participar sin éxito en los sorteos para conseguir dorsal de las ediciones de 2018 y 2019, ya me había hecho a la idea de ver si a la tercera iría la vencida y que me tocaría esperar otro largo año más para que el dorsal de la Quebrantahuesos colgara del manillar de mi bici. Mentalizado de que debía esperar a 2020, en el mes de abril todo cambió, mis compañeros de Ciclismo a fondo me dijeron que tenían una invitación de Oakley ofreciéndome participar en la vigesimonovena Quebrantahuesos con el equipo.

El fin de semana que estaba marcado en rojo desde hacía tanto tiempo en el calendario llegó, comenzó el viernes con el viaje a Sabiñánigo para recoger el dorsal y conocer el Oakley Team. Sabiñánigo era una fiesta, era el epicentro nacional del ciclismo en ese momento, miles de personas abarrotaban los accesos, los aparcamientos y la feria, todos con el mismo objetivo, disfrutar de su gran pasión en un entorno espectacular.

Integrantes del Oakley Team

Después de recoger mi dorsal, el 2635, fui al stand de Oakley donde se encontraba todo el staff de la marca enseñando a los participantes que se acercaban las nuevas lentes con la tecnología Prizm y demostrando en directo la resistencia del cristal con el test de impacto. Varios integrantes del equipo ya estaban allí con rostros tan conocidos como Carlos Coloma, Rocío del Alba García, Claudia Galicia, David López e Ibón Zugasti.

Además de poder participar en la Quebrantahuesos, Oakley también me brindó la oportunidad de poder probar sus productos más novedosos al darme la equipación completa formada por las nuevas prendas para esta temporada, el casco Aro 5 con el sistema MIPS integrado realmente cómodo y ventilado y las nuevas gafas Sutro con el cristal Prizm Road.

Descubriendo las novedades Prizm™

En los últimos meses, la marca estadounidense ha estrenado seis nuevas lentes con su tecnología PrizM: Prizm™ Road Black, Prizm™ Trail Torch, Prizm™ Rose Gold, Prizm Berry™, Prizm™ Indigo y Prizm™ Peach. Durante el fin de semana de la Quebranthauesos pudimos conocer de primera mano los diferentes modelos que incluyen estas tecnologías, entre otras las novedades de esta temporada -Sutro, Radar EV Advancer y EvZero Blades- y monturas clásicas como las Jawbreaker y las Radar.

Oakley Sutro Matte White con Prizm Road

Para ciclismo de carretera, Oakley ha lanzado las lentes Prizm™ Road Black, una nueva lente con un revestimiento en Black Iridium que completa una de las lentes con tecnología Prizm™ más vendidas de la marca. Nace así una combinación ideal de características de alto rendimiento y estética elegante. El color Iridium, en una versión más oscura, se combina con la base de la Prizm Road original para ofrecer una lente más oscura, ideal para los momentos de luz más intensa y los días soleados.

Oakley Radar EV Advancer Polished Black con Prizm Black

En el segmento de Trail, después de realizar muchos test en diferentes condiciones, Oakley ha desarrollado la lente Prizm™ Trail Torch sobre una base rosada para conseguir una versión muy versátil con un revestimiento en Torch Iridium. El objetivo de la lente Prizm Trail Torch es intensificar la viveza de los colores, aumentar el contraste y mejorar la percepción de la profundidad en los diferentes entornos: desde zonas desérticas con mucha exposición al sol hasta lugares muy sombríos, pasando por áreas con rocas rojizas o bosque alpinos.

Oakley Radar EV Path Matte Black con Prizm Trail Torch

La gama en la que encontramos más novedades es la de las lentes Prizm™ Everyday, en la que se han añadido cuatro versiones: Prizm™ Rose Gold –que incluyen el color Iridium-, Prizm Berry™, Prizm™ Indigo y Prizm™ Peach. Los modelos Everyday se han diseñado para ofrecer una experiencia visual optimizada en el día a día, mejorando la percepción de todos los colores gracias a la tecnología Prizm utilizada para los entornos deportivos, pero combinándolos con los colores que son tendencia esta temporada.

Oakley Ev Zero Ascend Safety Organge con Prizm Peach

Oakley Ev Zero Blades Matte Navy con Prizm Indigo

Debut soñado en la QH

El día de la carrera comenzaba pronto, el despertador sonaba a las cuatro y media de la mañana, que aunque la carrera no comenzaba hasta las siete y cuarto, había que desayunar temprano para dar tiempo al cuerpo a hacer la digestión, prepararse e ir a la línea de salida en bici para aprovechar a calentar y evitar el estrés de tener que aparcar el coche. El día amanecía frío, con las típicas dudas de qué ropa complementaria llevar, sobre todo para la salida y para los descensos de los puertos, al final me decidí por una camiseta interior y un cortavientos, el cual solo utilicé para ir a la salida ya que a escasos segundos de arrancar decidí guardarlo y utilizarlo solo a la hora de descender, finalmente el cortavientos no volvió a salir del bolsillo durante toda la marcha lo que es muestra del magnífico día que nos hizo.

8.500 participantes tomaríamos la salida en escasos minutos, con la mezcla de nervios e ilusión a partes iguales que inundan momentos previos a empezar a dar pedales, sin un minuto que perder, a las 7.15 de la mañana sonaba el cohete que daba comienzo a la XXIX Quebrantahuesos, dejando los nervios atrás, la primera parte de la prueba se desarrollaba por autopista donde era importante coger un grupo y rodar en pelotón para no gastar más de lo necesario, extremando la precaución para evitar caídas con otros corredores.

A gran velocidad se llegó al comienzo del primero de los cuatro puertos que subiríamos durante la jornada, el puerto de Somport, un puerto asequible por llegar con las fuerzas intactas pero con una par de kilómetros al 7% que sirvieron para entrar en calor, una vez coronado y ya en territorio francés comenzaba un largo descenso marcado por el frío y por la gran cantidad de corredores que me adelantaban o adelantaba, además de los cambios de luz, momento en el que pude comprobar la eficacia de la lente Prizm Road mejorando notablemente el contraste y la visibilidad, agudizando mi percepción visual, viendo el entorno más nítido y seguir con la vista los objetos en movimiento que me rodeaban.

Después de la larga bajada de Somport y de algunos llanos en los que se volvieron a rodar en grupo se llegó al puerto más temido, el Marie Blanque, un puerto de apenas nueve kilómetros pero que sus cuatro últimos kilómetros son los más duros de la Quebrantahuesos, aunque nunca lo había hecho, casi lo conocía por todo lo que había escuchado de él. Me lo tomé con paciencia y sin forzar ya que todavía quedaba la mitad de la prueba. Una vez alcanzada la cima, unos kilómetros después estaba el mayor avituallamiento de todos, donde paró la mayoría de la gente, un avituallamiento líquido y sólido en el que no le faltaba de nada, momento en el que aproveché para rellenar mis bidones y comer, además de limpiar el sudor que había salpicado las gafas en la carpa que Oakley había montado.

Nuestro compañero Joaquín Calderón (dorsal 137) eligió unas Jawbreaker con lente PrizM Road.

Sin más tiempo que perder, continué descendiendo el puerto donde para mí, las vistas y los paisajes fueron los más espectaculares y bonitos de todo el recorrido. Habiendo dejado atrás el ecuador de la prueba y valorando la posibilidad de bajar de las siete horas, comencé a subir Portalet, un puerto de casi treinta kilómetros de ascensión que comenzaban en la localidad francesa de Laurens a 530 metros de altitud y finalizaban en el alto de Portalet a 1.794 metros. Un puerto que a priori parecía asequible pero fue el que realmente me puso en mi sitio, los kilómetros no pasaban y la cabeza empezaba a ceder, es un puerto muy largo y que mira hacia arriba en todo momento, por lo que es importante encararlo en compañía para poder al menos hablar con alguien y que se haga más llevadera su ascensión.

Superado el Portalet volvimos a entrar en España para descenderlo con el mayor cuidado posible ya que el pavimento no se encuentra en el mejor estado posible lo que aumenta las posibilidades de pinchar, ayudándome de nuevo el cristal Prizm que me hacía ver con claridad los baches y las juntas dilatadoras, además de no empañarse en ningún momento. El diseño de las nuevas Sutro hace que sean unas gafas realmente cómodas y gracias a su gran tamaño aumentan significativamente la visión periférica mejorando la percepción de todos los elementos del entorno.

Todavía quedaba un último puerto, el de Hoz de Jaca, dos kilómetros con rampas de más del 10% donde los calambres empezaban a aparecer y algunos corredores tenían que parar para estirar.

Una vez alcanzada la cima se encontraba el último avituallamiento donde paré a rellenar los bidones para encarar la última parte de la prueba, el descenso de Hoz de Jaca y los llanos que llevaban hasta Sabiñanigo donde era casi obligatorio formar parte de un pelotón para resguardarse del viento, y coger fuerzas para dar relevos a los compañeros, antes de tocar con los dedos la meta, había que subir el repecho de Cartirana, un alto de un kilómetro que se hizo relativamente fácil para entrar cuanto antes en el pueblo de Sabiñánigo y abrazar y compartir la experiencia con los familiares y amigos.

Finalmente paré el crono en siete horas y once minutos, que aunque no me había marcado ningún objetivo de tiempo me hace que el año vuelva para bajar de las siete horas. Por último, no puedo terminar sin agradecer a Oakley la oportunidad que me ha dado de poder formar parte del equipo, de probar sus productos y de correr esta increíble carrera que tantas ganas tenía.