El pasado sábado fue un día especial, de esos que no se olvidan. Agradecer a alguien lo que ha hecho por ti, aunque sea mínimamente, es muy importante y necesario. Y esto, hay que llevarlo a cabo cuando la persona a la que agradeces lo puede disfrutar, palpar y vivir junto a su familia. Un grupo de ex ciclistas, que estuvimos a las órdenes de Nemesio Jiménez, nos reunimos para hacer un pequeño homenaje-sorpresa a nuestro querido director.
Neme, como lo llamamos cariñosamente, fue un gran ciclista que compitió entre los años 1968 y 1975. Participó en 2 Giros de Italia, 4 Tours de Francia y 7 Vueltas a España, ganando etapa en la de 1969. Militó en el KAS, en la época del Tarangu, y siempre se caracterizó por ser un gran hombre de equipo.
Tal vez por eso nos trasladó, de forma excepcional, la importancia del grupo, de ayudarnos en carrera. No es fácil coincidir con ex compañeros, por las vidas tan diferentes que todos llevamos, pero siempre que me encontraba con alguno salía el comentario: "Deberiamos organizarnos para homenajear a Nemesio". Un día, junto con mis antiguos compañeros de equipo Diego Náñez y Jose Almagro, decidimos pasar a la acción. Las respuestas comenzaron a llegar muy pronto:
“Allí estaré, que alegría”
“Por Neme lo que haga falta”
“Buena idea, merece eso y más”
“Cuenta conmigo, tengo gran recuerdo de Nemesio”
Muchos otros ciclistas, por diversos y lógicos motivos, no pudieron sumarse pero igualmente mostraron su agradecimiento con letra, a un hombre que nos marcó. Hemos vivido mucho con él: viajes largos en coche, desayunos, comidas, cenas, caídas, victorias, derrotas y un cúmulo de situaciones en edades nada fáciles. Nemesio era nuestro director pero no se olvidaba de la parte más personal. Nos cuidaba, nos ayudaba a mejorar como deportistas pero también nos enseñaba mucho para la vida.
Al llegar al restaurante de Toledo, e ir encontrándonos con los antiguos compañeros, comenzaron a escucharse anécdotas de carreras en todos los grupitos que se iban formando. Salí un momento para atender una llamada y al regresar me quedé unos minutos observando la estampa desde lejos, aquello era maravilloso. Después de tantos años y el equipo seguía funcionando. El artífice de aquello era él, Neme.
Él consiguió siempre buen ambiente y sabía gestionar a la perfección las situaciones más complejas para que nos lleváramos bien. Todos estábamos nerviosos. Se abrieron las puertas y apareció, pensaba que iba al cumpleaños de su nieta, su familia lo acompañaba. Todos de pie, mostrando respeto máximo y aplaudiendo con fuerza. Nos abrazó uno por uno y comenzó a darse cuenta, con la fuerza de los abrazos, lo que queríamos trasladarle. Las emociones también habían sido invitadas, no podían faltar, y nos acompañaron en todo momento.
La comida se hizo corta y faltó tiempo para seguir recordando tanto. Neme se acuerda de todo: dónde atacamos en aquella carrera o en la otra, aquella caída, aquel triunfo, aquel viaje, aquella instrucción por el pinganillo. Para despedirnos, le hicimos entrega de un cuadro con una foto, de su época en el KAS, compuesta por imágenes correspondientes a momentos como director.
Nemesio formó parte de nuestra educación, junto con nuestros padres. Nos dio mucho sin esperar nada a cambio. Nos volvió a unir como equipo, después de mucho tiempo. Fue un gran ciclista, un gran director y eso sin ser buena persona es complicado conseguir. GRACIAS POR TANTO, NEME.