Tras una positiva primera temporada en el Visma | Lease a Bike (en la que conquistó la París-Niza y A Través de Flandes, además acabar 2º en el Critérium du Dauphiné y 8º en el Tour de Francia), el estadounidense Matteo Jorgenson afronta con ilusión un 2025 en el que espera seguir progresando para consolidarse como un gran ciclista de Grandes Vueltas.
“Un día espero poder competir por la clasificación general en una Gran Vuelta", dice Jorgenson en una entrevista publicada en la web de su equipo. "Este año he cambiado un poco mi perspectiva. Durante el Tour no he tenido ni un solo día malo. Por supuesto, hubo momentos más duros, pero nunca me derrumbé. Sobre todo en la tercera semana, me sentí muy cómodo. Así que un día quiero intentarlo. No sé cuándo llegará ese momento. No tengo prisa. Por ahora, no veo la hora de empezar 2025. Tenemos trabajo por hacer”, añade motivado.
Jorgenson, de 25 años, dio en 2024 otro paso adelante en su constante evolución, logrando por primera vez acabar en el top-10 de una Gran Vuelta (8º en el Tour) con una actuación sólida. “Este año me di cuenta de que mi cuerpo puede rendir al máximo nivel durante tres semanas. Eso era algo de lo que no estaba seguro en el pasado”.
Su primavera ya fue prometedora. El ciclista natural de Walnut Creek (California) fue 5º en la E3 Saxo Classic y levantó los brazos en A Través de Flandes pocas semanas después de adjudicarse la victoria en la general de la París-Niza, el mayor éxito de su carrera hasta el momento. Remco Evenepoel y Brandon McNulty le escoltaron en el podio en Niza.“El momento culminante del año fue, sin duda, cruzar la línea de meta en Niza. Pasé por delante de mi apartamento y me di cuenta de que había ganado París-Niza. Fue una victoria inesperada y una sensación que tal vez nunca superaría. Solo pensar en ello todavía me hace sonreír”, comenta.
A principios de junio Matteo Jorgenson demostró que aquel éxito no fue casualidad. En el Critérium du Dauphiné confirmó su buena forma con un segundo puesto en la clasificación general, a escasos ocho segundos del ganador, Primoz Roglic. Y después, durante el Tour de Francia, consolidó su condición de sólido corredor de etapas terminando octavo en la general, la mejor actuación de un estadounidense en la última década. Además, desempeñó un papel crucial de gregario de su líder Jonas Vingegaard, que acabó segundo tras un intratable Pogacar. “En Plateau de Beille nos dimos cuenta como equipo de que lo habíamos dado todo para intentar ganar el Tour de nuevo, pero no fue suficiente”, recuerda.
Tras la Grande Boucle el estadounidense firmó un meritorio top-10 (9º) en la carrera en ruta de los Juegos Olímpicos de París, y fue 12º en otra cita de prestigio, el Gran Premio de Montreal. “El año fue un sueño en muchos sentidos. Superé límites que no sabía que eran posibles gracias al esfuerzo del equipo y a mi compromiso de ceñirme al plan lo más posible”.
Jorgenson atribuye su progreso a los cambios en su entrenamiento y técnica desde que se unió al Visma | Lease a Bike el pasado año. Así por ejemplo el estadounidense ha trabajado en estrecha colaboración con un biomecánico para mejorar su técnica de pedaleo. “Fue como si tuviera que olvidar mi memoria muscular o romper ese patrón, y eso marcó una gran diferencia”, explica. Y reconoce que también ha crecido significativamente fuera de la bicicleta. “He llegado a conocerme mejor a mí mismo. Ahora entiendo lo que necesito para tener éxito”.
Aunque aún no se conoce el calendario de competiciones que afrontará en 2025 (solo se sabe que tiene previsto correr la Tirreno-Adriático) el estadounidense espera continuar con una progresión que apunta a llevarle a la élite del ciclismo mundial. Condiciones y determinación tiene para ello.