Rafa Simón

Fernando Barceló, el hombre honesto

La trayectoria del oscense del Caja Rural-Seguros RGA está marcada por un episodio que pudo condicionar su futuro, pero también por muchas vivencias que le han ayudado a aliviar ese recuerdo. En este artículo te contamos su historia.

Rafa Simón

4 minutos

Fernando Barceló en la reciente Boucles de l'Aulne. Foto: Luis Ángel Gómez (Sprint Cycling Agency)

A pesar de que el pelotón bajó la intensidad en la persecución sintió un golpe en el pecho. La angustia no ayudó a que su corazón dejara de latir tan fuerte. En el ciclismo, la mala suerte espera en cualquier curva.

De pequeño un día le dijo a su hermano Adrián, de camino a una carrera de principiantes, que si su amigo Álvaro se descolgaba, él se quedaría a esperarle. La prueba constaba de 400 metros. Fernando ha desplegado su naturalidad desde pequeñito, como buen aragonés. Pero la cabezonería también forma parte de su naturaleza. En edad juvenil, el día siguiente a la disputa del Campeonato Nacional de crono, en el que se impuso, sufrió una rotura de clavícula y de muñeca. Convocado por la Selección nacional, debía de disputar el Mundial 10 días después. Pidió a su familia que le ayudasen a correrlo. Durante la semana siguiente, cada mañana, Adrián le subió al rodillo a pesar de que casi no podía mantener el equilibrio. No corrió aquel Mundial, pero comenzó a forjar el carácter que hoy le describe.

Fernando Barceló corriendo con la Fundación Euskadi en 2017

Años después, habiendo corrido como amateur, primero en la Fundación Contador y luego en la Fundación Euskadi, el equipo Cofidis le ofreció correr a prueba para ellos durante el verano de 2017. Por aquel entonces, el modelo de subir a corredores jóvenes no estaba tan extendido, y descartaron darle una oportunidad. A cambio, el Euskadi - Murias, el otro proyecto vasco en aquel momento, se interesó por Fernando Barceló, que dado que contaban con una estructura Procontinental aceptó la oferta por encima de la de la Fundación Euskadi, que en ese momento solo podían ofrecerle ser Continental. Las decisiones difíciles muchas veces separan caminos y quizás nunca pudo agradecer lo suficiente a Jorge Azanza, cabeza visible de la Fundación vasca, lo mucho que le apoyó.

Barceló en una imagen de la temporada 2018, su primera como profesional en el Euskadi-Murias. Foto: Sprint Cycling Agency

Euskadi - Murias fue su debut como neo profesional, en el año de su larga escapada en una de las etapas reinas del Tour del Porvenir , camino de Val d'Isère, en las que un desconocido Tadej Pogacar trató en vano de darle caza. Luego llegó su primera Vuelta a España (2019), la de la victoria de su compañero de habitación. Mikel Iturria era un tipo serio, pero tan noble como él. El día siguiente estuvo a punto de ser él el ganador, pero Gilbert le sentó en el mismo Bilbao, delante de su gente. En aquel equipo disfrutaba, pero de un día para otro les dijeron que todo aquello, ni lo suyo, ni lo de Iturria, ni lo de tantos otros, era suficiente, y que el equipo desaparecía.

Fernando Barceló celebrando su victoria en la meta de Val d´Isere en el Tour del Porvenir 2018. Foto: @Tourdelavenir

A muchos, los que el ciclismo injusto disfraza de humildes, les costó la retirada. Para él, en cambio, supuso entrar por la puerta que dos años atrás le dejó cerrada Cofidis. Ahora tenía más expriencia y había demostrado que se adaptaba perfectamente al pelotón.

Una estructura del World Tour tiene muchos recursos, más de los que nunca había visto antes, y también acceso a carreras que siempre soñó con participar, como las Clásicas de las Ardenas o el Giro de Lombardía. Pero su honestidad se atrevió a responder por él cuando le preguntaron si quería ir al Tour. Dijo que corría el riesgo de acudir en forma demasiado pronto y se quedó sin ir. A cambio, obtuvo la plaza en una nueva edición de la Vuelta a España.

En la de 2020 la escuadra francesa acudió con la idea de visibilizarse, sin un líder claro más allá de donde pudiese llegar Guillaume Martin. Por eso, el día que la carrera visitó su Huesca natal, se filtró en una fuga casi a ciegas, conocedor de cada palmo del cemento por el que transitaba. Tras dos horas de pelea con el pelotón, este aceptó que se fueran. Pero en cuanto la fuga fue consciente de que podían reducir el ritmo, sintió un golpe en el pecho. De pronto, su corazón empezó a latir con mucha velocidad. Asustado bajó al coche de médicos que enseguida le confirmaron que estaba sufriendo una taquicardia. El motorista que seguía la cabeza de carrera lo contó en directo. Su familia se enteró en tiempo real.

Fernando Barcelo militó dos temporadas en Cofidis (2020 y 2021). Foto: Sprint Cycling Agency

La incertidumbre encontró a un chico asustado entre tantas pruebas médicas. La operación se produjo dos meses después. El cardiólogo le dijo que podría volver a subirse a una bicicleta. Fernando no lo vio tan fácil. Al principio le daba miedo que le subiera el pulso, y cuando lo superó, pensó que sería muy difícil volver a recuperar el nivel que atesoraba el día que su corazón le golpeó en plena escapada.

El año siguiente el equipo francés sólo confió en él cuando, en el Tour de Valonia, consiguió el cuarto puesto en la General final. Pero Barceló se sentía como un juguete roto. Y lo entendía. Al fin y al cabo, los equipos son empresas que ponen y descomponen cuando los contratos terminan.

Cuatro años después de aquello, Fernando sonríe sin resquemor. Incluso cuando recuerda como tuvo que llamar a su hermano con el teléfono de un señor que encontró en la cuneta para que avisara al equipo francés de que se había quedado tirado tras un pinchazo en la última prueba que corrió con ellos.

El ciclista oscense cumple su cuarta temporada en el Caja Rural-Seguros RGA. Foto: Rafa Gómez (Sprint Cycling Agency)

Ahora es feliz. Apoya a un equipo amateur que lleva su nombre. Y es su cuarta temporada en el Caja Rural - Seguros RGA. Su opinión en el equipo navarro es muy valorada. Está considerado como uno de los corredores destinados a hacer cosas importantes. Y aunque no le obsesiona, sabe que lo mismo que la mala suerte espera en cualquier esquina, en el ciclismo también se premia el trabajo. Y que algún día será él quien levante los brazos. Este año, quien sabe, quizás la Vuelta a España le devuelva con cariño aquella mala jugada.