Prueba: Scott Addict CX 10

La creciente popularidad del ciclocross en nuestro país ha contribuido a que cada vez veamos más bicis de este tipo, que tienen mucho más que ofrecer que frenéticas carreras en circuitos embarrados. La Scott Addict CX 10 es una de esas máquinas que se acerca a la quimera de tener una única bici polivalente con la que alternar tramos de asfalto, pista y senderos.

Joaquín Calderón - Fotografía: wwww.cesarlloreda.com

Pruebas de bicis
Pruebas de bicis

Casi como un regalo de Reyes, recibimos una de las bicis que más nos ha hecho disfrutar en los últimos meses, un auténtico juguete con dos usos antagónicos, pero perfectamente complementarios. Por un lado, rendimiento puro para las explosivas carreras de ciclocross; por otro, sensaciones de libertad en salidas donde podemos alternar, con la garantía de que la bici responderá, tramos de asfalto, pista y sendero, y en las que la velocidad media o los kilómetros recorridos no importan tanto como la cantidad de experiencias satisfactorias que podamos acumular. Es decir, una máquina que se acerca a la quimera de tener una única bici polivalente gracias a las posibilidades que nos ofrecen los avances tecnológicos de los grupos de un solo plato, los frenos de disco y las roscas para dos portabidones que incluye de serie, algo que hasta hace unos años no era habitual y que limitaba el uso de estas divertidas bicis a entrenamientos cortos o a las carreras, en las que la altísima velocidad impide tener tiempo ni siquiera para beber.

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Espacio libre. La posibilidad de montar cubiertas de hasta 40 mm abre el abanico de opciones para utilizar esta Addict: desde carretera hasta senderos o caminos en mal estado con la opción más ancha

EXTREMA LIGEREZA

Scott presume de que su Addict CX 10 es la bici más ligera de ciclocross para discos, con un peso anunciado de 890 gramos el cuadro y 390 la horquilla. La anterior versión ya era muy liviana y los 60 gramos de ahorro que anuncia Scott en la nueva pueden parecer nimios si no reparamos en que ha tenido que adaptar y reforzar ciertas zonas del cuadro y la horquilla para los discos. Entre otros cambios, Scott ha rediseñado las vainas, más afiladas en la parte superior para evitar que el cuadro acumule barro y facilitar su eliminación, podemos dar fe que funciona, y este modelo incluye como novedad cableado interno, en el que se ha dejado espacio incluso para instalar una tija telescópica como las populares en montaña, un detalle que ahora consideramos superfluo pero que quizás sea útil en el futuro si los circuitos mantienen la tendencia de ser cada vez más técnicos.

La sensación de ligereza provoca que surjan algunos reparos en senderos y pistas. Sin embargo, la hemos utilizado sin concesiones y no ha dado ningún síntoma de flexión o debilidad; al contrario, la bici invita a ir lo más rápido posible, demostrando una estabilidad a altas velocidades que sorprende por su escaso peso, y la parte frontal, donde Scott asegura haber mejorado más de un 30% la rigidez, ni se inmuta cuando afrontamos un repecho esprintando. A ello contribuyen las ruedas de carbono Syncros RP1.0 Disc de 38 mm -un modelo que también encontramos en la Solace 10 Disc- que, además de una estética preciosa, aportan la reactividad de sus menos de 1.500 gramos y la solidez de los ejes pasantes de 12 mm, que hacen que nos olvidemos de roces y ruidos en los discos, ya que la rueda queda siempre en la misma posición. Además, y esa es otra de las ventajas de este tipo de frenos en ciclocross, no tenemos que preocuparnos por dañar su pista de frenado. También firma Syncros, la marca de componentes de Scott, la potencia, manillar y tija de carbono y el sillín. Este último es muy cómodo gracias a su carcasa flexible, pero quizá hubiésemos elegido componentes de aluminio para el puesto de conducción.

¿Futuro estándar? Scott se une a la tendencia y elige cierres pasantes de 12 mm para las dos ruedas, la opción que parece que se impondrá en los montajes de bicis con discos.

BUENA MÚSICA

Todo parecen ventajas para los discos en este tipo de bicis, un nicho, sobre todo a nivel usuario, donde necesitan pocos argumentos para imponerse con claridad. En las carreras es cierto que hay corredores que aún son reacios a emplearlos, por el aumento de peso, y demuestran que sin ellos se puede optar por el triunfo. Claro, que ellos tienen una técnica depurada y prácticamente no frenan; sin embargo, con lo ligera que es esta Scott y, sobre todo, con la considerable mejora del funcionamiento que suponen respecto a los cantilever, ese razonamiento se disuelve para los que el uso en circuitos queda en un segundo plano. Si en carretera estamos enamorados de ellos, es en los caminos donde demuestran por qué en montaña ostentan el monopolio desde hace una década: mejor modulación, menos esfuerzo para frenar y, un aspecto fundamental en ciclocross, su funcionamiento se mantiene inalterable con lluvia y barro.

Ya hemos exprimido el grupo Force 1 meses atrás y nos ha demostrado que quizás sea la mejor opción actual para ciclocross/ gravel. Funciona de manera impecable, con un robusto cuerpo del cambio trasero que transmite mucha confianza, y el monoplato, en combinación con un casete de once velocidades 11-36 como este caso, ofrece un rango de desarrollos en el que sólo echaremos en falta una corona con más dientes en grandes pendientes. Nunca hemos tenido problemas de salidas de cadena, pero Scott incluye en esta Addict un muy bien diseñado guía cadenas regulable para garantizar que queda en su sitio incluso en situaciones agresivas, como las que se viven en carrera con la cadena cruzada al máximo.

Monoplato. Ligereza y simplicidad mecánica, en una disciplina en la que la fiabilidad es fundamental, son los argumentos del SRAM Force 1, que con un casete de 11 coronas cubre un amplio rango de desarrollos.

Esta Addict CX 10 está montada de serie con un plato de 42 dientes, ideal para ciclocross, pero, al igual que hacen muchos ciclistas de montaña modificando los desarrollos según la carrera que vayan a afrontar, en el catálogo de SRAM podemos encontrar platos de 48 o 50 dientes que la convertirán, después de una operación que podemos hacer en pocos minutos, en una bicicleta con la que no tendremos problemas para defendernos en la carretera. Sólo restaría cambiar las Schwalbe X-One Evo de 33 mm -ligeras en su segmento, pero de casi 390 gramos- por unas cubiertas más estrechas y tendríamos una bici de menos de 7,5 kg, un peso más que ajustado si tenemos en cuenta que equipa discos. Sin embargo, como es completamente lógico porque está diseñada para ese objetivo, se defiende con más soltura en los caminos, donde podemos explotar su polivalencia con neumáticos de hasta 40 mm. Eso sí, con cuidado porque, aunque parezca que no tiene límites por su buen rendimiento y su gusto por las altas velocidades, puede llegar un momento en el que los encuentres por la ausencia de suspensión. Hasta entonces, ¡diviértete!

GEOMETRÍA

Un sloping más discreto es una característica fundamental en ciclocross para disponer del espacio suficiente para cargar la bici con comodidad cuando es necesario desmontarse, y el triángulo trasero más largo, que ofrece un paso de rueda amplio para albergar neumáticos de tacos y evitar que el barro se acumule hasta impedir a la rueda girar, son las principales diferencias de la Addict CX 10 respecto a las bicis de carretera que pasan habitualmente por estas páginas.

SCOTT ADDICT CX 10

Cuadro

Cuadro Addict CX HMX Disc

Horquilla Addict HMX Disc

Tallas De XS (49) a XL (58)

Colores Negro / amarillo flúor

Transmisión

Bielas SRAM Force 1 42 T

Desviador -

Cambio SRAM Force 1

Manetas SRAM Force 1

Cadena SRAM PC 1170

Ruedas

Ruedas Syncros RP1.0 Carbon Disc 38 mm

Casete SRAM PG 1170 11-36

Cubiertas Schwalbe X-One Evo 700x33C

Frenos SRAM Force 1 Hidráulicos

Componentes

Manillar Syncros RR1.1

Potencia Syncros FL1.0

Tija Syncros FL1.0

Sillín Syncros RR2.0

Cifras

Peso Total 7,840 kg (sin pedales)

Precio 6.499 €

Distribuidor BM Sportech, 876 269100

Página web de Scott