Altimetría La Cubilla: Pirineos asturianos

La Vuelta continúa descubriendo el principado. Unipublic nos sorprende con la inclusión este año de un puerto de corte clásico. Largo, sin rampas infernales y con una belleza paisajística que resume ese paraíso natural que es Asturias.

Texto: Sergio Palomar. Fotos: Joaquín Calderón.

Altimetría La Cubilla: Pirineos asturianos
Altimetría La Cubilla: Pirineos asturianos

Al igual que en la anterior edición, Asturias se vuelve a erigir en protagonista de La Vuelta con la inclusión de una de las cimas míticas de esta tierra como El Acebo y el descubrimiento para el gran público de esta ascensión que os mostramos. Quizás el buen resultado de la llegada a la Rabassa en 2018 ha sido la motivación para elegir a la Cubilla en vez de una opción corta y explosiva como viene estilando La Vuelta en las últimas ediciones.

En esta ocasión nos topamos con una subida de estilo clásico. De desgaste por su longitud y el hecho de venir precedida de cuatro ascensiones entre las que se incluyen los durísimos Marabio y Cobertoria y que será el colofón de la segunda semana (etapa 16, Pravia-Alto de La Cubilla. Lena, de 155 km). Sin rampas notables, pero una pendiente machacona que, como vimos en el final andorrano, puede deparar alguna que otra sorpresa.

Altimetría La Cubilla: Pirineos asturianos

Perfil etapa 16 de la Vuelta a España 2019.

Escalera al cielo

Ubicado en el macizo de Peña Ubiña, La Cubilla es uno de los múltiples pasos que atraviesa la cordillera Cantábrica para unir el Principado de Asturias con la provincia de León. Al igual que el mucho más conocido vecino, el puerto de Pajares, el inicio lo hemos de buscar en la localidad de Campomanes, a poco más de 300 m sobre el nivel del mar.

Más de 1.200 metros de desnivel nos separan de la divisoria en un recorrido que se inicia de forma amable y bucólica por el fondo del valle, rodeados de densa vegetación. Durante los primeros 10 kilómetros, que transcurren prácticamente paralelos a la autovía que comunica con la meseta, las pendientes se mantienen en números amables que permiten un fácil rodar.

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Apenas alguna mínima rampa suelta seguida de pequeños descansillos. Es al llegar al pequeño pueblo de Los Pontones cuando el valle comienza a girar hacia el oeste y la carretera adquiere clara fisionomía de puerto como así perciben nuestras piernas estableciéndose la pendiente en un porcentaje bastante constante en torno al 6% sólo alterada por algún pequeño tramo en el que la inclinación coquetea con el 10%.

Altimetría La Cubilla

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Alta montaña

Tras atravesar Telledo, la altitud ganada nos hace ir abandonando el manto vegetal que nos acompañaba descubriéndonos, si hemos tenido la suerte de gozar de buena climatología, un magnífico paisaje coronado de enormes moles rocosas que inevitablemente trae a nuestra mente reminiscencias de puertos pirenaicos. En la lejanía podemos intuir el trazado de la carretera y contar con una estimación de lo mucho que nos queda por subir.

Vamos dejando a un lado pequeñas aldeas. La carretera estrecha, la casi total ausencia de tráfico y las pendientes contenidas hacen de la ascensión un auténtico placer para los sentidos. Otra cosa bien distinta será ir por aquí a tope pues, aunque la inclinación no sea elevada, es de esas carreteras que parecen tener, como diría Perico, campos magnéticos. Con un trazado que va serpenteando a media ladera, sólo alterado por alguna curva de herradura, alcanzamos la cabecera del valle justo en el desvío que se dirige hacia el pueblo de Tuiza de Arriba.

Altimetría La Cubilla: Pirineos asturianos

Aquí la carretera cambia de ladera y la roca comienza a tomar protagonismo a nuestra derecha mientras que, un vistazo al lado izquierdo nos permite gozar de un espectacular balcón desde el que observamos con claridad lo que llevamos ascendido. La pendiente machacona, ya más cerca del 7%, y el esfuerzo realizado van dejándose notar en las piernas en este tramo final, que se torna en cada vez más espectacular acentuando esa percepción de puerto pirenaico de amplios paisajes frente a los típicos puertos de esta comunidad, habitualmente más cerrados y ocultos entre la frondosa vegetación.

Tan sólo un último par de curvas de herradura, en las que acariciamos las imponentes moles rocosas que coronan este macizo, nos separan del collado que da acceso a la provincia de León, rodeados de extensos prados donde las vacas, únicas habitantes del lugar, miran con indiferencias a los esforzados ciclistas. Al otro lado, la pista continúa, en su inicio asfaltada aunque posteriormente se vuelve tierra, para descender hacia la comarca de Babia, un buen plan si habéis llegado hasta aquí con una bici gravel y que nos permitiría algún diseño de ruta circular de auténtica locura.

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