Cicloturismo en Andorra: un país que descubrir

21 puertos, entre ellos alguna de las ascensiones más duras de los Pirineos, carreteras tranquilas y en buen estado, y la posibilidad de rodar con alguno de los más de 100 ciclistas profesionales que residen en el país. Andorra es un destino ideal para disfrutar pedaleando.

Desde Andorra Joaquín Calderón / Fotos J. Sánchez Punzano para Bikefriendly

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Hace once años, la primera vez que visité Andorra para conocer los que entonces eran los puestos más famosos por sus apariciones en competición -Arcalís, Ordino, La Rabassa, Envalira…- las ascensiones que se han popularizado en los últimos años ya estaban ahí, lógicamente, pero ni La Gallina ni Beixalís se podían completar en una ruta circular ya que entre Fontaneda y la cima del puerto más duro del país existía una pista de tierra y la vertiente de Beixalís que ha subido recientemente el Tour no estaba completamente asfaltada. El traslado masivo de los profesionales a Andorra -con el atractivo económico, sí, pero también con unas carreteras ideales para su trabajo- y el empuje de Purito Rodríguez con su marcha cicloturista y con el diseño de la etapa de La Vuelta 2015 han puesto a Andorra en el mapa del ciclismo, un territorio que cuenta con multitud de opciones para organizar rutas, sea cual sea la dureza que busques. 

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Andorra, un territorio que cuenta con multitud de opciones para organizar rutas de distintos niveles.

Aprovechamos la inauguración de la temporada de ciclismo en el Hotel Ski Plaza, que ha reforzado su apuesta por nuestro deporte junto a Bikefiendly, para volver a recorrer un país que, si nos alejamos del bullicio de Andorra La Vella, es ideal para pedalear. Dos rutas desde Canillo que nos han servido para recordar la dureza de los puertos, las carreteras bien cuidadas y también para compartir charlas y anécdotas con Ángel Edo y Ángel Vicioso, que nos acompañaron dentro de la propuesta del hotel que convierte a José Joaquín Rojas, que estaba concentrado de cara al Tour, y a exciclistas profesionales en guías de lujo. 

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Andorra es un destino ideal para disfrutar pedaleando.

Beixalís y La Gallina, dureza y belleza

Comenzamos la primera ruta descendiendo seis kilómetros hasta Vila, donde tras una rotonda -de mal recuerdo para Chris Froome ya que poco después se cayó en aquella etapa de 2015-  comienza la Collada de Beixalís. Son unos 6,5 km al 8% de media, pero los números engañan porque la parte final es relativamente suave y la dureza se concentra en unos dos kilómetros y medio centrales llenos de curvas de herradura en los que la pendiente alcanza en varias ocasiones el 15%. Afortunadamente, con los desarrollos actuales cada uno puede subir adecuando su esfuerzo y la parte final es más llevadera  hasta la cima, por donde pasan, mientras esperamos para reagrupar, Robert Gesink y Tao Geoghegan Hart. Los dos primeros profesionales de una jornada en la que nos cruzamos con Miguel Ángel López, George Bennet, Imanol Erviti junto a Enrice Mas… y seguro que más ciclistas a los que no identificamos por el esfuerzo. 

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Collada de Beixalís

La bajada de Beixalís es traicionera, con varias curvas que se cierran progresivamente, y la afrontamos con precaución, ya que, como ocurre con otros descensos como el de La Rabassa o Cortals d’Encamp, en su parte final se empina más coincidiendo con el paso por los pueblos. Reagrupamos de nuevo y apenas un par de kilómetros después estamos en Ordino para ascender uno de los puertos más populares para los aficionados porque se ha utilizado como puerto de paso en las carreras. El Coll d’Ordino no es el más duro, aunque sus casi 10 km al 7% son cifras más que respetables, y la subida es bastante cerrada por los árboles hasta llegar a la parte final, donde a nuestra izquierda tenemos el valle del Valira del Norte, donde se sitúa la ascensión a Arcalís, y a nuestra derecha el Valira del Oriente, hacia donde nos dirigimos para regresar a Canillo en una bajada mucho más abierta y con un paisaje espectacular que nos deja literalmente en la puerta del hotel. 

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Coll d´Ordino, uno de los puertos más populares para los aficionados porque se ha utilizado como puerto de paso en las carreras.

La ruta prevista para la primera jornada se acaba aquí, pero aún es pronto y decidimos continuar. Valoramos subir El Forn, que también arranca en la puerta del hotel y es un buen puerto para completar si nos quedamos con ganas, pero nuestro objetivo es volver a La Gallina y conocer después la pista entre Engolasters y Cortals d’Encamp, por donde pasó La Vuelta en 2019 bajo la tormenta. Así, bajamos de nuevo hacia Encamp, pasamos lo más rápido posible por Andorra La Vella y tras 12 km de descenso llegamos a Aixovall para afrontar La Gallina por su vertiente del santuario de Canolich. El comienzo alterna rampones y descansos hasta el bonito pueblo de Bixessarri, donde la dureza se acrecienta de verdad para situarse por encima del 10% en los siguientes 4 km, plagados de curvas y rampas del 15%, hasta el santuario. Aquí terminó La Vuelta en 2012, 2013 y 2018, pero el final real del puerto está unos 3,5 km después, un poco más suaves, pero en los que aún hay pendientes superiores al 10%.

Descubriendo Andorra como un pro. Ordino, Beixalís, La gallina | Ciclismo a Fondo

Después de más de una hora y diez minutos de esfuerzo coronamos, mi compañero tacha de su lista el puerto y bajamos de nuevo hacia Aixovall ya que la vertiente de Fontaneda es sólo de subida. Remontamos el valle hacia Andorra y giramos hacia la derecha para afrontar otro clásico, La Comella, corto, pero bastante duro, sobre todo el inicio, y que casi al final tiene uno de los mejores miradores de la ciudad. El descenso de La Comella nos permite enganchar con la subida de Engolasters, un puerto que se estrenó en La Vuelta 2019 y que es una delicia para el cicloturismo porque a partir de su parte media no tiene demasiado tráfico y nos permite admirar la iglesia de San Miquel de Engolasters, una de las varias construcciones románicas conservadas en Andorra. 

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21 puertos, carreteras tranquilas y en buen estado, y la posibilidad de rodar con alguno de los más de 100 ciclistas profesionales que residen en el país. Asi es Andorra

Llegamos al lago del mismo nombre y comenzamos la parte que más nos atraía de la jornada, una pista de tierra en muy buen estado que une el lago con el parking de Pardines, en la subida a Cortals d’Encamp, y donde se cayó Primoz Roglic en 2019. Sorprendentemente, es muy plana -necesitábamos algo así después de un día de todo subidas y bajadas- y tiene 3 km en los que podemos disfrutar de las espectaculares vistas del valle que tenemos a nuestra izquierda. De vuelta al asfalto, desechamos la idea de culminar la subida a Cortals y bajamos hacia Encamp, que aún nos quedan casi 4 km de ascensión hasta el hotel en Canillo. En total, 114 km y casi 3.600 metros de desnivel en una jornada con cinco puertos y muchas rampas por encima del 10%, lo habitual en Andorra. 

El paso más alto de Pirineos 

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Las impresionantes vistas desde el mirador Roc del Quer

El plan de la segunda jornada es más relajado, con el ascenso hasta el Coll d’Ordino desde Canillo, que además permite a quien no tiene muchas ganas regresar rápido ya que sólo es dejarte caer sin dar pedales hasta el hotel, y Envalira, un puerto quizá denostado por los cicloturistas porque es cierto que tiene mucho tráfico, pero que es muy atractivo en su parte final, una vez superado el túnel de peaje hacia Francia, y que tiene el honor de ser, con sus 2.408, el puerto de paso más alto de los Pirineos.
El esfuerzo del día anterior hace mella y aprovechamos las suaves rampas de Ordino desde este lado para subir con tranquilidad, disfrutando del característico paisaje de sus curvas de herradura y visitando después el impresionante mirador del Roc del Quer, donde los que no sufran de vértigo disfrutarán de una plataforma acristalada que nos deja colgados sobre la montaña. En Envalira, la charla con Ángel Vicioso y sus divertidas anécdotas hace que la ascensión se nos haga corta, a pesar de sus 17 km desde Canillo, con una pendiente suave y donde por unos momentos se nos une al grupo Purito, que se da la vuelta pronto porque aún le quedan unos cuantos metros de desnivel hasta casa. La foto de rigor en Envalira y el rápido descenso ponen fin a dos días de puro cicloturismo en un lugar con multitud de opciones, como Cabús, que en esta ocasión no hemos ascendido, pero que es un puerto obligatorio para quien disfruta de pedalear en las montañas.  

Hotel Ski Plaza en Canillo, base perfecta para el cicloturismo: un plan a tu medida

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El Ski Plaza de Canillo es un hotel pensado para el ciclista, cuidando cada detalle.

Si quieres preocuparte sólo de pedalear, el Hotel Ski Plaza de Canillo te lo pone fácil. Con una larga tradición como centro neurálgico para disfrutar del esquí -está muy cerca del telecabina de Canillo de la estación de GrandValira, que ofrece más de 200 km de pistas en sus seis sectores-, el hotel se ha embarcado, de la mano de Bikefriendly, en un ambicioso proyecto para hacer del ciclismo uno de los polos de atracción en la temporada estival. Para ello, desde el 10 de julio y hasta el 21 de septiembre ofrece a los ciclistas tres ofertas diferentes con tres, cuatro o cinco días de rutas desde 352 € -sin alojamiento- que incluyen un pack de bienvenida con obsequios y avituallamiento; pensión completa durante los días seleccionados con un variadísimo buffet elaborado por nutricionistas deportivos -damos fe de que la comida (y los postres) son excelentes-; entrada al SPA del hotel, un plan perfecto para recuperar después de las palizas en bici; y entrada libre al Palau de Gel de Canillo, situado enfrente del hotel y donde podremos acceder al gimnasio y la piscina o disfrutar de algunas de las actividades que ofrece. 

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Cuentan con una sala para guardar nuestras bicicletas y potro para la puesta a punto.

Además, en la planta baja del hotel, con salida directa a la calle, se ha habilitado una sala para guardar nuestras bicicletas en la que además encontramos un potro para colocarla si tenemos que realizar alguna reparación o ajuste, varias herramientas a nuestra disposición, un compresor para inflar las ruedas con rapidez y una zona donde podremos limpiar la bici si nos quedan fuerzas después de la ruta. 

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Ángel Edo, exciclista profesional, en una charla previa a la salida. 

El gran atractivo de la oferta es que durante las rutas tendremos la compañía de José Joaquín Rojas -según la disponibilidad que le permitan las carreras-; un exciclista profesional; o alguno de los miembros del staff del hotel, a quienes podremos también recurrir para que nos asesoren sobre las rutas o si necesitamos asistencia de última hora, como unas barritas o geles. Durante nuestra estancia no pudimos pedalear con el murciano -estaba dentro del grupo burbuja organizado por el Movistar Team con los seleccionados para el Tour de Francia-, pero sí nos acompañaron dos clásicos de nuestro deporte: Ángel Vicioso, uno de los primeros ciclistas que se asentó en Andorra, junto a Purito Rodriguez y Xavi Florencio, y Ángel Edo, un habitual de las carreteras andorranas porque representa a varios ciclistas que viven en el país. 

Puedes obtener más información en www.hotelskiplazaandorra.com/ciclismo, escribiendo a bookingski@plazandorra.com o en el teléfono +376 739 444.