El calor, sin duda, fue el protagonista de la XXXIV Prueba Cicloturista Vitoria celebrada en la jornada del sábado, día 7 de Junio. Un calor seco, con viento del sur y lo peor, una sensación de bochorno que aumento la dureza de una marcha ya dura de por si. El rutómetro indicaba 250 kilómetros, 6 puertos de montaña, entre ellos el mítico de “Herrera”, y un desnivel acumulado de 3.600 metros, pero el rostro de los ciclistas no coincidía con los números.
La mañana se presento agradable, 13º C. El aparcamiento del complejo deportivo de Mendizorroza, era un continuo deambular de cicloturistas, dando los últimos retoques a la bicicleta y esperando la hora de inicio. 249 ciclodeportistas, llegados del País Vasco, La Rioja, Navarra, Castilla y León, Aragón, Madrid, Cataluña, y Murcia… procedían a tomarse un zumo o un cafecito antes de emprender la marcha. A las 7 de la mañana se produjo el corte de cinta, pelotón agrupado y rodar tranquilo. Así transcurrían los primeros kilómetros hasta alcanzar el 33 donde comenzaba la primera dificultad montañosa de la jornada, el Puerto de Opacua. Poco a poco el pelotón se fue disgregando formándose varios grupitos. Tras el duro ascenso, los cicloturistas se lanzaron en un descenso vertiginoso rumbo a Alsasua, aunque antes tuvieron que sortear el Puerto de Urbasa.
Tras coronar el puerto de Lizárraga, que se hizo duro, solo quedaba dejarse caer hasta Abárzuza antes de llegar al primer primer punto de control de avituallamiento líquido y sólido situado en el kilómetro 120.. Fue el momento de sellar y recuperar fuerzas para los cicloturistas. Abarzuza además, fue el lugar escogido para realizar el acto festivo central con motivo del 60 aniversario de la fundación de la Sociedad Ciclista Vitoriana. Varios miembros de esta Sociedad recibieron un más que merecido homenaje.
Tras estos actos, los cicloturistas emprendieron camino hacia Laguardia donde estaba situado el segundo control de avituallamiento, pero su discurrir no fue sencillo, el calor ya imponía su tiranía, el bochorno reinante aumentaba el esfuerzo y las oleadas de mosquitos añadían un punto más de incomodidad a la marcha. En Laguardia, en las instalaciones de Bodegas Primicia, estaba situado el segundo punto de control de avituallamiento sólido y líquido. En grupos pequeños y cada vez más espaciados fueron llegando los cicloturistas. Era el kilómetro 198, se había cubierto gran parte de la prueba pero todavía quedaba lo más duro, las rampas del puerto de Herrera, y las fuerzas cada vez eran menos, por ello descansar y recuperar fuerzas se hizo más necesario que nunca.
Ya en pleno puerto, fue el momento de regular, de meter todo el desarrollo, de exprimirse la máximo y agotar casi las últimas reservas. Desde la cima riojana - alavesa se divisaba Vitoria - Gasteiz, pero aún quedaba la trampita del Alto de Zaldiaran. Los frontones de Mendizorroza, recibieron a los supervivientes. 250 kilómetros, 62.000 pedaladas y unas cuantas horas después, se llegó al punto de partida, pero en este caso era el final. Vitoria – Gasteiz, acogió la llegada de los cicloturistas como los despidió con calor y sol.
La recompensa material, por llegar hasta aquí: una reconfortante ducha, un agradable avituallamiento, una taza de cerámica conmemorativa del 60 aniversario de la Sociedad, una botella de Rioja, productos de higiene personal Lea y un maillot ciclista. La recompensa deportiva quedará en la memoria y en el corazón de cada participante.