Indurain y Chiapucchi "sellan la paz" en la Gran Fondo Ézaro

Miguel Indurain y Claudio Chiapucci cruzaron de la mano la meta de la marcha cicloturista Gran Fondo Ézaro dos décadas después de sus grandes duelos. La edición de 2015 fue un éxito espectacular con más de 1.000 participantes.

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Indurain y Chiapucchi "sellan la paz" en la Gran Fondo Ézaro
Indurain y Chiapucchi "sellan la paz" en la Gran Fondo Ézaro

Éxito espectacular del Gran Fondo Ézaro, que va más allá del hecho de haber reunido en la línea de salida a 1.000 participantes, cifra que no tiene precedente en eventos de estas características para bicicleta de carretera en Galicia. El éxito radica en que se partía del objetivo nada fácil de crear un gran fondo en Galicia capaz de convertirse en un referente internacional, y se ha dado un paso decisivo, prácticamente sin vuelta atrás.

Óscar González y Delio Fernández cruzaron la meta en primera y segunda posición, después de recorrer 137,2 kms. Óscar González cubrió el recorrido en 4:47:49; Delio Fernández empleó 3 segundos más. A continuación se clasificaron Francisco Javier Iglesias, a 1:11; Luis Calvo, a 1:33; y Jacobo Piñeiro, a 2:04. Miguel Induráin y Claudio Chiappucci cruzaron la meta cogidos de la mano, zanjando todas las “guerras” pasadas.

Tiempos de la subida
En el cronometraje de los 1.850 metros de ascensión el mejor fue también Óscar González, con 8:39. Segundo, Delio Fernández, a 3 s., tercero Gustavo César Veloso, a 23 s.; cuarto, Alex Marque, a 24 s.; quinto, Francisco Javier Iglesias, a 1:09; y séptimo, Ezequiel Mosquera, a 2:01. Claudio Chiappucci empleó 13:45 y Miguel Induráin un segundo más.

El Gran Fondo Ézaro arrancó a las nueve y cuarto de la mañana lanzado por Miguel Induráin, Claudio Chiappucci, Álvaro Pino, Óscar Pereiro, Ezequiel Mosquera, José Iván Gutiérrez, David Blanco, Gustavo César Veloso, Alex Marque, Delio Fernández, Javier Guillén –director general de Unipublic-, Carlos Muñiz, presidente de la Federación Galega de Ciclismo, que también se enfundaron maillot y culotte.

Dieron la salida, José Manuel Pequeño, alcalde de Dumbría; Félix Porto, alcalde de Muxía; Javier Vázquez, en Ferroatlántica; y Faustino Ribadulla, en representación de Abanca; en una mañana que amaneció nublada, pero que fue clareando a medida que avanzaron las horas.

Primeros kilómetros
En los primeros 30 kilómetros el pelotón rodó en marcha controlada hasta A Virxen da Barca (Muxía), donde se ubicaba el primer avituallamiento. Por Dumbría (Km. 55) rodaba en cabeza un grupo selecto de una treintena de ciclistas, con Induráin, Mosquera y Marque, entre otros, en cabeza. Chiappucci y el propio Delio Fernández o Gustavo César Veloso, rodaban más retrasados.

La subida a As Paxareiras realizó la selección de los mejores o de aquellos que habían puestos sus expectativas en mucho más que salir a cubrir una decorosa participación. Lo que el día anterior había definido Claudio Chiappucci como la adrenalina de la competición. El Mirador ya solo tuvo que encargarse de lo que tanto se dice en ciclismo: “poner a cada uno en su sitio”.

DECLARACIONES
Miguel Induráin: “Todo muy bien, buena organización. La distancia es suficiente porque aquí en Galicia el terreno es muy duro. La subida final se hace dura pero, dosificando, pude hacerla. En el ciclismo hay que intentar sufrir lo menos posible. El Mirado do Ézaro me pareció más duro hoy que cuando se lo vi subir a Joaquim Rodríguez, sentado en el sofá. Es una subida dura, pero duras ha muchas, lo que las hace diferentes a unas de otras es la afición.

Hoy comienza el Tour que Induráin ganó cinco veces, pero ahora “lo sigo a cierta distancia, como un aficionado más que, de cuando en cuando, se acerca a ver alguna etapa”. Tampoco tiene un candidato claro a la victoria final: “El ciclismo actualmente está muy igualado, tal vez porque la montaña tiene cierta preponderancia, y eso lo hace todo más imprevisible. Veo un grupo de corredores bastante amplio con opciones: Nibali, ganador del año pasado, Contador, Froome…”

Claudio Chiappucci: “Una bonita experiencia. Un recorrido duro, porque no hay un kilómetro llano. Ya sabía cómo era, porque corrí la Vuelta a Galicia en alguna edición y gané una etapa en el Monte Aloya. El italiano recuerda ese dato, pero no sabe en qué lugar de la geografía gallega está ese puerto: “Cuando corres como profesional es distinto, vas de un lado para otro pero no tienes tiempo a fijarte”.

Protagonista en el Tour en décadas pasadas, también confiesa que lo sigue a cierta distancia ahora y para el de este año no tiene un favorito: “Creo que hay seis o siete corredores a un mismo nivel. Es difícil pronosticar. Antes los ciclistas se mantenía más tiempo arriba. Ahora vemos ciclistas que destacan un año o dos y luego desaparecen, por eso se me hace difícil señalar a ciclista en concreto”.