Apasionante desde el primer hasta el último kilómetro; nosotros lo hemos podido degustar en primera persona participando en la versión cicloturista del Tour de Flandes.
Adoquines, muros, frío y viento, son los ingredientes esenciales que mezclados hacen del Tour de Flandes una cita indispensable para cualquier amante del buen ciclismo.
Gracias a la invitación de Ridley, hemos podido realizar hoy esta prueba, en su recorrido intermedio de 138 km en el que se ascienden 16 muros. Existen dos más uno corto de 87 km y 14 muros y el recorrido completo, similar al que realizan los profesionales con 247 km, partiendo de Brujas y subiendo los mismos 16 muros que en el recorrido intermedio que hemos realizado.
Si algo caracteriza al Tour de Flandes es la dureza de sus pequeñas ascensiones, muchas de ellas sobre adoquín y unos porcentajes que asustan. También hay tramos llanos de pavés y sobre todo lo que hay es un intenso aromo a autentico ciclismo. En torno a 20.000 personas toman la salida en alguna de sus opciones (existen además de los mencionados, dos rutas para BTT) en lo que aquí en Bélgica supone el mayor evento deportivo del año. Algo que llena páginas en periódicos y copa los espacios de deporte en los informativos. Algo así en como ocurre en nuestro país cuando se celebra algún Madrid-Barça.
En nuestro próximo número de Ciclismo a Fondo, encontraréis un reportaje sobre esta prueba, aunque os dejamos este pequeño adelanto en forma de video grabado durante la ascensión al Kruisber.
Tour de Flandes cicloturista, el sabor de las clásicas
Existe un ciclismo diferente al que estamos acostumbrados, diferente al de los grandes puertos y las vueltas por etapas
