Un radiante y atípico por estos lares día primaveral recibió a los en torno a 600 participantes que acudieron a la llamada del ex ciclista profesional Enrique Aja, cabeza de la organización de una marcha que en estos últimos años se ha asentado con firmeza en el calendario cicloturista gracias, principalmente, al atractivo que supone ascender uno de los puertos que ha marcado el desarrollo de las últimas ediciones de la Vuelta a España. Sin embargo, esta prueba es mucho más que su subida final y en los 137 km y 2.500 m de desnivel que afrontaban los cicloturistas en el trazado largo o los 69 km del corto había terreno suficiente para atisbar las infinitas posibilidades de Cantabria. Primero en un bucle de 59 km próximo a la costa en un terreno plagado de repechos con el Alto de Ajo como punto más reseñable. Al regreso a Solares, punto neurálgico de la marcha, se separaban ambos trazados. Los del corto se dirigían directamente a Peña Cabarba mientras que el recorrido más duro viraba al interior para, superado el alto de Hermosa, adentrarse en el valle del Río Miera a la búsqueda del puerto del Caracol, ese donde Valverde se dejó una Vuelta al acercarse a su coche de equipo en el momento más inoportuno. Con la nota curiosa del despiste de los vehículos que abrían la prueba, que obligaron al pelotón de cabeza a sumar 10 km extras al ascender este puerto por otra vertiente, la marcha retornaba rápido hacia Solares para finalizar la jornada en los 6 durísimos kilómetros de Peña Cabarga. Un duro reto pero que, a cambio, nos ofrece una de las panorámicas más espectaculares que conocemos desde cuyo balcón se domina toda la bahía de Santander y los Picos de Europa hasta donde alcanza la vista.
Nuestro compañero Juan Carlos Alvaré siguió una vez más la prueba a pie de carretera recogiendo con su cámara el esfuerzo de todos los participantes. Imágenes que podéis ver en la galería que acompaña a esta noticia. También podéis encontrar las fotos oficiales de la prueba en www.fotoscarreras.com