No resulta nada sencillo mover a un pelotón completo de un lado a otro de una isla, con todo el material necesario para abastecer una etapa y, lo que es más; los acompañantes que, de forma habitual, acuden a la Vuelta a Maspalomas con los participantes. Es complicado en el Giro, Tour o Vuelta, y también en una marcha cicloturista, pero la verteranía mostrada por la organización de la Vuelta a Maspalomas ha conseguido, en diferentes ocasiones, trasladar toda la parafernalia de una etapa al lado opuesto de Gran Canaria para ofrecer nuevas alternativas cicloturistas a un público que, en un porcentaje bastante alto, acuden un año tras otro a la cita invernal. Las bicicletas, perfectamente embaladas entre cartones, mantas y plástico burbuja, se han cargado en dos camiones y más de 400 asistentes a la etapa lo han hecho en autocares: a las 10 de la mañana todo estaba dispuesto frente al auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria para iniciar la etapa. Era una fecha importante, ya que esta etapa se utilizaría como onomástica de los 20 años que lleva celebrándose esta vuelta por etapas y el corte de honor de la cinta le ha correspondido a Miguel Indurain, quien se ha despedido del pelotón, debido a que sus infinitas labores sociolaborales le impiden poder disfrutar de más tiempo para asistir a este tipo de eventos. El pelotón ha arrancado por la autovía, sirviéndose del carril derecho para su uso, en dirección a Agaete, una de las localidades costeras más carismáticas de la isla. En este punto se ha montado el avituallamiento y, rompiendo la normalidad que caracteriza a esta actividad cicloturista, los organizadores han recibido la desagradable noticia que la prueba quedaba suspendida por alguna irregularidad documental. Ángel Bara, gran experto en este tipo de eventos, ha solventado este escollo en pocos minutos y la Vuelta a Maspalomas ha podido continuar el ritmo previsto. Ahora la carretera miraba con demasiada insistencia hacia el cielo, surcando la ruta itinerarios de una belleza propia de esta isla y, siguiendo el horario previsto, se ha finalizado la etapa en el bellísimo pueblo de Moya donde su Alcalde, que en esta ocasión se ha convertido en uno más de los cicloturistas, realizando la totalidad de la etapa, había organizado un final de fiesta de excepcional acogida por los cicloturistas y acompañantes: en la plaza central de la villa, se ha habilitado una carpa gigante donde se han servido platos típicos de la cocina canaria, acompañados por infinitas raciones de jamón ibérico, magistralmente servido por dos cortadores profesionales que ha contratado la organización. El cumpleaños de la Vuelta a Maspalomas no se merecía menos y todo ha resultado del agrado de los asistentes a esta etapa. El regreso a Maspalomas se ha desarrollado con idéntica metodología que la empleada por la mañana.
Vuelta a Maspalomas: segunda etapa
Vídeo y resumen de la ruta realizada entre Las Palmas y la población de Moya
