20 años sin el "Chava" Jiménez

El 6 de diciembre de 2003 fallecía José María Jiménez, uno de los mejores escaladores de la historia; genio y figura. Recordamos la trayectoria de un ciclista irrepetible, uno de los más queridos por los aficionados por su estilo ofensivo y sus exhibiciones en la montaña.

Ciclismoafondo.es. Fotos: Sprint Cycling Agency

20 años sin el Chava Jiménez
20 años sin el Chava Jiménez

20 años ya sin José María Jiménez, el Chava. El 6 de diciembre de 2003 nos dejaba de manera prematura -a los 32 años; víctima de un infarto de miocardio- uno de los mayores genios que haya dado nuestro ciclismo. Pese a no ganar ninguna grande, ni etapas en el Giro o el Tour, fue uno de los ciclistas más queridos por los aficionados por su estilo y sus exhibiciones en la montaña. Puro espectáculo sobre la bici.

Nacido en El Barraco (Ávila) el 6 de febrero de 1971, José María Jiménez se formó en la cantera de la Fundación Deportiva Víctor Sastre, y desde muy joven deslumbró por sus portentosas cualidades como escalador. Por esa facilidad innata le compararon con Pedro Delgado, y muchos vieron en él a un futuro ganador de grandes vueltas. Pero su debilidad en las contrarrelojes -donde perdía auténticas minutadas- y su irregularidad en las pruebas de tres semanas se lo impidieron.

El Chava debutó como profesional en septiembre de 1993 quedando 3º en la Subida del Naranco. Defendía los colores del Banesto, equipo con el que había sumado 12 victorias como aficionado y en el que desarrollaría toda su carrera.

En agosto de 1994 ganó la Subida a Urkiola, por delante de dos ilustres como Claudio Chiapucci y Gonzalez Arrieta. Sería la primera de las 28 victorias que lograría en sus diez temporadas como profesional (1993-2002), la mayoría en emblemáticas cimas nacionales como El Angliru, Ordino-Arcalís, Cruz de la Demanda, Cerler o Lagunas de Neila. También conquistó el Mont Ventoux, donde ganó en el Criterium du Daphiné 1998.

Sus mayores éxitos los logró en la Vuelta a España, carrera en la que logró 9 triunfos de etapa, cuatro veces conquistó la clasificación de la montaña, una vez la clasificación por puntos, y se subió al podio (3º, detrás de su compañero Olano y Escartín) en 1998, año en que vistió 4 días el maillot de líder. El otro gran éxito de su carrera fue el Campeonato de España en Ruta de 1997 en Melilla.

Una de sus actuaciones más memorables la protagonizó en las duras rampas del Angliru, en La Vuelta´1999, en la primera ocasión que se ascendía este puerto que tanta expectación había levantado entre ciclistas y aficionados. En un día de perros –con lluvia y una cerrada niebla- y tras una memorable ascensión, Jiménez daba caza en los últimos metros al ruso Pavel Tonkov, quien marchaba escapado, para inaugurar el palmarés de una cima que solo admite el triunfo de escaladores de máximo nivel.

José María Jiménez

Otro escalador de leyenda como Marco Pantani le privó de triunfos de prestigio en el Gran Sasso d´Italia, en el Giro´1998, y en Courchevel, en el Tour´2000. En ambos casos, el Chava acabó segundo tras El Pirata, en un duelo entre dos genios con infortunado final que se repetiría en no pocas ocasiones en esos años.

Impulsivo y carismático, el abulense era un ciclista diferente, de ese tipo -el de las grandes gestas y los grandes desfallecimientos-, que emocionan, que levantan pasiones, que enganchan al espectador frente al televisor. Puro espectáculo. Excesivo para lo bueno y para lo malo. Cuando la carretera se empinaba, pocos ciclistas ha habido con su clase y calidad. Siempre al ataque, de repente.

La Vuelta a España de 2001 -que finalizó 17º, con tres victorias de etapa y el triunfo en las clasificaciones de la montaña y los puntos- fue su última carrera como profesional. Estaba en lo más alto… y de repente desapareció del panorama ciclista. Ya no volvería a correr más, aquejado de una fuerte depresión y otros problemas personales, pese a tener contrato con Banesto para la temporada 2002.

Tras pasar un invierno turbulento, una mañana llamó a Eusebio Unzúe, a la vuelta de uno de sus entrenamientos de pretemporada, para decirle que no deseaba correr más, que quería dejar la bicicleta. La depresión ya le había alcanzado. Estuvo casi dos años luchando contra sus fantasmas y en más de una ocasión intentó volver a los entrenamientos para retomar su carrera como ciclista. Pero nunca terminó de recuperarse. Se casó en mayo de 2003 y se centró en su familia. Y seguía en la lucha cuando un 6 de diciembre, hoy hace 20 años, un infarto de miocardio acabó con su vida estando ingresado en una clínica psiquiátrica de Madrid. Tenía 32 años. Demasiado joven para morir.