Foto: Tim de Waele
Dicen los toledanos que la mayor riqueza cultural de la ciudad se encuentra sepultada en el subsuelo, bajo la tierra que ha sido testigo de la ocupación cristiana, la conquista árabe y la posterior mayoría judía. Por eso se la conoce como
Con unos metros de desventaja, Bettini afilaba su espada, al más puro estilo de Amrús ben Yusuf, el muladí oscense que en el año 797 apostó a una decena verdugos en el palacio donde residía Alhakén I, gobernador del emirato árabe y dominador de Toledo. Amrús había organizado un banquete al que los principales muladíes de la ciudad estaban citados. Igual que el pelotón de
El Grillo se mantuvo oculto entre el pelotón a su entrada a Toledo, ciudad fabricante de espadas, y contuvo el silencio también en el Cerro de los Palos. Reservaba su voz para el repecho final. Allí fue donde desenvainó su espada y cortó cabezas, como el muladí Yusuf. Golpe mortal. Aunque algunos muladíes se le intentaron sublevar. Philippe Gilbert y Alejandro Valverde no querían quedarse sin cabeza. Cogieron la rueda del italiano, pero nada pudieron hacer para sobrepasarla. Antes, los corredores del Tinkoff intentaron romper la llegada en un pelotón desmembrado que a base de clavos como edificios que emergían del subsuelo, agujerearon las ruedas de buena parte de los corredores.
Pinchazos
El propio Valverde fue uno de los damnificados. Al igual que su compañero David Arroyo, el portugués Sergio Paulinho, Iñigo Landaluze y, por dos veces, también Danilo Napolitano. El pelotón disminuyó el fuerte ritmo que los hombres del Cofidis habían impuesto para que todos se reincorporaran una vez sobrepasado el tramo escarpado. Juego limpio. Ellos fueros los grandes artífices de que Volodymyr Diudia, Mikhail Ignatiev e Iban Mayoz no disfrutaran de los últimos kilómetros de etapa escapados, como los habían hecho desde los primeros compases del día. Los franceses amarraron bonificaciones. Auparon a Sylvain Chavanel hasta el liderato. Y controlaron la carrera hasta la última subida, en la que los ataques desbordaron al conjunto galo.
Yaroslav Popovich atacó en el inicio de la subida al Cerro de los Palos. Sabía que si coronaba con ventaja podía ganar la etapa. Allí, en lo alto, estaba
Para entonces, Paolo Bettini ya tenía su espada a punto. Agudizada. Entonó su poderoso canto. Piernas a bloque, cuchillo en mano. Valverde y Gilbert se resistieron hasta el final. Pero acabaron sometidos al corte de cabeza del muladí trasalpino. Buen corte. Pero todavía no está afilada del todo. Faltan unas semanas más para que rinda al cien por cien. Y no en Toledo. En Varese. También Sylvain Chavanel se llevó su premio. No una cabeza cortada, ni tampoco una espada. Un maillot oro que, asegura, "defenderé, aunque sea por pocos segundos en las etapas de montaña", las que llegan el sábado. Un nuevo frente para el ejército de los pedales. Con diferentes espadachines y clavos en forma cuestas. ainara@ciclismoafondo.es
- Clasificación de la 6º etapa
- Clasificación general
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