Alberto Contador: "Mi guión es la verdad"

Alberto Contador habla "alto y claro" para denunciar la contaminación alimentaria de la que fue víctima el segundo día de descanso del Tour de Francia al comer un solomillo y que le ha llevado a ser controlado positivo por clembuterol y le tiene por el momento suspendido, algo "que no puedo tolerar", avisa el madrileño, que confía en que la UCI y el AMA levanten la sanción para limpiar su nombre

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Alberto Contador: "Mi guión es la verdad"
Alberto Contador: "Mi guión es la verdad"

Con una entereza que casi asustaba, más seguro que nunca de sí mismo. Más seguro, imposible se antoja imaginarlo, que cuando pedalea cuesta arriba, cuando bailotea sobre la bicicleta, esas dos ruedas mágicas a las que hace crepitar para pesadilla de sus rivales que ahora amenazan con dar un frenazo seco, prolongado. De momento, sin fecha de fin para acabar con el agujero negro en el que desde hace un mes camuflado vive Alberto Contador. No podía más, no aguantaba más ya el ganador del último Tour de Francia. Explotó cuando la UCI decidió en la tarde de ayer miércoles, una de esas vespertinas jornadas que agitan la mano diciendo adiós al verano con centelleos de calor y rayos de luz, del astro rey que es él, Alberto, que ya no volverá a iluminarse más hasta la primavera, o eso dicen las previsiones meteorológicas con el antojadizo tiempo, que unas veces va y otras viene, unas llueve y nieva, cae la tempestad y otras reluce espléndido y esbelto el cielo azul. Ése, amenazan, que no brillará por un tiempo para Contador. Que no quemará su piel, ya negra, para quemarla más, infundirla del negro ciclista del que quieren apartarle por un positivo por clembuterol.


Un millonésima parte de un complemento para aumentar las capacidades físicas del ciclista fue encontrada cuando el madrileño bajaba los peldaños del podium parisino del Tour, de su podium. Ese que había ganado a base de parones, de 'fair-play' y vídeos suplicando perdón, de cadenas rotas, ataques en instantes que no se vieron circunstancias ajenas y cesiones de etapas como las del Tourmalet. Argumento, todo en conjunto, idóneo, se escenifica para una película de intriga, amor y odio conjugados en una amistad por algunos incomprensible, por otros irrompible a pesar de la rivalidad vigente, acción y un final incierto aún. Abierto. Se debe comprar entrada, sentarse en butaca, pues anuncia éste ser film para rato largo, y con palomitas en las manos para ver, sentir y escuchar cada diálogo que, de aquí en adelante se tornará crucial en cada paso y movimiento que todas las partes, UCI, AMA, el propio ciclista, el Tour y hasta Bjarne Riis y su equipo vayan a llevar a cabo. El de Alberto es claro: "Mi guión es la verdad". Así, sinopsis de certidumbre, de claridad en mano patente en la cara, segura de lo que decía, de lo que hacía, de ahcia dónde se encaminaba, llegó Alberto Contador al hotel donde convocó a los medios de comunicación para contar la versión del positivo que estalló la pasada madrugada en su cara. Su versión. "La verdad".


 

Carne de Irun

"Y no tengo ningún problema en hacerlo, lo digo alto y claro", repitió una y otra vez. Admitió réplicas y contra-réplicas, preguntas, más incluso de las que está habitualmente acostumbrado a conceder y más incluso de las que hasta su propio jefe de prensa estaba dispuesto a admitir. "Que pregunten lo que quieran, no hay ningún problema", señaló. Y abrió su teléfono. "Todos los que queráis llamarme para entrevistarme, estoy a vuestra disposición dijo para despedirse", porque su problema no es solo suyo, dice "es un problema social", que trasciende y hace tambalear los cimientos de la UCI y sus normativas antidopaje en las que ya no cree tampoco él. Toda esa seguridad que trasmitió estuvo apunto de convertirse en lágrimas en los ojos de Alberto, los ojos que han visto cómo su vida pendía de un filo hilo por culpa de un cavernoma que a punto estuvo de llevarse sus pálpitos al cielo. Que ha visto pasar ante sus ojos, de refilón a su espigado cuerpo la Operación Puerto, un veto en el Tour y otro, el segundo que ganó, marginado con la presencia de Armstrong compartiendo maillot en el Astana. Solo lo ganó. Y casi en soledad se vuelve a enfrentar ahora a otro escollo que le pone la vida.

Casi, porque de su lado tiene una historia respaldada por compañeros de equipo y amigos, la detonante de su positivo: "Ocurrió el día 20 de julio. El organizador de la Vuelta a Castilla y León, López Cerrón, iba para el Tour. El cocinero le dijo que si podía llevar una buena carne y la compró en una tienda camino de Francia", tienda ubicada en Irún, pero de la que Alberto no ha querido dar detalles. "Esa misma tarde se cocinó esa carne. Hubo cuatro corredores que bajaron antes a cenar: Vinokourov, Inglinskiy, Grivko y Jesús Hernández y comieron la carne del hotel. Recuerdo que Vinokourov se quejó porque había comido una carne pésima. Más tarde bajamos Benjamín Noval, Tiralongo, De la Fuente, Dani Navarro y yo, que comimos de esa carne. Al esperar un poco más de tiempo pudimos llegar para comerla", de lo que Vinokourov también se quejó, porque, de haber esperado, podría haber cenado carne de calidad.


Contador ha precisado incluso que "el cocinero tuvo que hacerla en el bus porque en el hotel, los cocineros de Saxo Bank y Liquigas tampoco pudieron entrar a la cocina del hotel porque no les dejaron los empleados". La jornada siguiente, día de descanso, Alberto pasó un control de sangre por la mañana, entrenó y volvió a comer carne, "por no desaprovecharla. Generalmente los días de descanso no comemos carne porque se gana peso pero era de muy buena calidad y no quería dejarla ahí", precisó. Tras ello pasó un control de orina, junto a Vinokourov. Ése fue el control que poco después haría saltar las sospechas de clembuterol. "Cuando se detectó pregunté qué compañeros habían comido esa carne y quiénes de ellos habían pasado control", recuerda Contador. Resultó que Vinokourov no la había probado, ni la noche anterior ni en esa comida.


 

Cantidad mínima que fue disminuyendo

El pasado 24 de agosto, Alberto Contador recibió la mortal noticia. Desde entonces lleva sin apenas pegar ojo por las noches, con el carácter cambiado, diferente. Triste. Dos días tardó en reaccionar para reunirse con el equipo médico y estudiar el caso. "Expliqué mi versión, hablamos largo y tendido y la UCI me afirmó que era un caso de contaminación alimenticia, desde entonces hemos seguido teniendo muchas conversaciones vía teléfono y mensajes de móvil", detalló. "La UCI lo entendió", resume, por eso "lo trató con sigilo" porque, ante todo, Contador deja claro que esto "es un caso incomparable con cualquier otro caso de doping". A su favor, el madrileño cuenta con el resto de controles que paso antes y después de la fatídica fecha. "Gracias a ser líder tienen muestras mías del día anterior a aquella, y de la anterior, y de la anterior...y también del día después, y del siguiente".


Todas ellas se llevaron al laboratorio de Colonia, uno de los cuatro en todo el mundo que son capaces de detectar cantidades tan pequeñas como la millonésima parte de clembuterol que se encontró en la orina del madrileño. "Se vio que en el control del día siguiente la cantidad disminuyó muchísimo, y en la siguiente era totalmente inapreciable. Es una cantidad tan mínima que es imposible de suministrar, salvo en contaminación alimenticia", se defendió. "A nivel de rendimiento no sirve para nada y cualquier experto lo puede confirmar", como él mismo lo ha hecho, con los papeles que ha hecho llegar a todos los medios de comunicación.


 

"Es intolerable una sanción"

Contador afirma que "no puedo tolerar que haya una sanción", algo que, por otro lado, la UCI ya le ha impuesto. Tiene claro que su problema "se va a solucionar, porque con la verdad por delante sé que puedo hablar alto y claro. Esto es un error y creo que es bueno que la gente lo sepa". Contador es consciente de que "para la UCI y el AMA no es una situación fácil porque sus normas quedan en entredicho pero he contactado con los mejores expertos, recomendados por la propia UCI en clembuterol y así me lo han dicho".

 

 


 

 

Asegura estar "triste y decepcionado, pero con la cabeza bien alta. Llevo mes y medio sin dormir y sufriendo, mi familia no lo ha sabido hasta esta noche", detalló. Como toda la familia ciclista. Pero "por qué ha esperado tanto a hacerlo público", fue una de las primeras preguntas que se abrieron. "He tardado porque la UCI vio que era un caso de contaminación alimenticia y que lo mantenían en sigilo. Si se llega a arreglar de forma interna no se haría este daño pero una televisión alemana ya tenía conocimiento de este caso y yo quería decirlo cuanto antes". Cuanto antes también quiere que todo se solvente, por eso adelantó el contraanálisis en más de un mes.


"Quiero confiar en la UCI y en el AMA, porque es un caso especial y así lo están estudiando. Mi vida ya está solucionada, no necesito dar pedales", afirmó tajante, "pero no voy a permitir que esto me eche todo por el traste". Aún así, Alberto dice que "si alguien pone en duda mi victoria en el Tour no me preocupa, sé cómo he hecho las cosas, y me preocupa más por la gente que me quiere y que está sufriendo". Asegura sentirse "como cuando estás en una silla eléctrica sentado y no puedes hacer nada". Nada por escapar. Nada por salir con vida.


 

Confía en la UCI y en la confianza de Bjarne Riis

Con todo, Contador confía en que Riis mantenga su confianza depositada en él. "Hay gente que puede creer en mi y gente que no. Con Riis hablé por la noche y se lo expliqué. Lo ha entendido perfectamente. Estoy muy ilusionado con el proyecto del Saxo Bank. Espero y confío en que, a pesar de esta situación difícil, me sigan apoyando" para una empresa en la que hasta él mismo empieza a estar descreído. "En cantidad de ocasiones he visto a gente sentarse ante micrófonos y decir que es inocente y no creerles. Ahora, con lo que me está sucediendo empiezo a dudar, me siento triste e impotente hasta esta injusticia. Defiendo los controles anti-doping a capa y espada, he estado siempre a favor porque sé que es bueno para mi y para el ciclismo y no creo que nadie tenga el ADAMS mejor que yo. La credibilidad que en nuestro país estaba recuperando el ciclismo se hecha por tierra y así es difícil creer en este deporte".


 

 

 

Tira de esperanza, de optimismo Contador. A ello se aferra su película que toma tintes de terror, de thriller en toda regla. Con un guión Contador, director del film. "Mi guión es la verdad", repite. "Creo que se va a solucionar porque si no, sería incomprensible. Creo que en la UCI. Estoy apartado cautelarmente hasta que todo se resuelva. ¿cuándo? Eso preguntárselo a ellos, yo espero que sea lo antes posible". Del resto, ni quiere, ni puede ni sabe hablar. "Me han comunicado los positivos en la Vuelta pero sinceramente, bastante tengo con lo mío. No sé lo que hay o deja de haber, estoy centrado en lo mío y lo demás no ocupa ni un minuto de mi tiempo".

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