El noruego Alexander Kristoff (Intermarché-Wanty-Gobert) se ha impuesto en solitario en la 110ª edición del Gran Premio Escalda tras sorprender a sus acompañantes (formaba parte de un grupo de doce, en el que iban destacados velocistas como Philipsen, Merlier, Van Poppel, Meeus o McLay, entre otros), con un ataque a 7,5 km del final.
Con una potencia descomunal, a pistonazos, Kristoff aceleró el ritmo en el último paso por el Broekstraat, tramo adoquinado de 1.700 metros, para marcharse de sus once compañeros de aventura, que ya no le verían hasta la línea de meta en Schoten. Fue el momento clave de una clásica que conquista por segunda vez el noruego (ya la ganó en 2015), que a su vez firma su segunda victoria de la temporada tras la lograda en la Clásica de Almería.
#SPmen
— Scheldeprijs (@Scheldeprijs) April 6, 2022
With a late attack on the cobbles of the Broekstraat, 🇳🇴 @Kristoff87 wins solo in the Scheldeprijs! 💪 @Dannyvanpoppel 🥈 and @sam_welsford🥉 join him on the podium after a super hard day of racing. 🥵 #SP22 pic.twitter.com/H1Iu9Ss6oG
Por detrás se desencadenaría la batalla por la segunda posición ,que se llevaría Danny van Poppel (BORA - hansgrohe), con el australiano Sam Welsford (Team DSM) completando el podio. La decepción fue para el Alpecin-Fenix, que metió en ese grupo a sus dos principales velocistas (Jasper Philipsen, ganador el pasado año, y Tim Merlier), que finalmente solo pudieron ser 8º y 9º.
La 110ª edición del G.P Escalda, disputado entre Terneuzen (Países Bajos) y Schoten (Bélgica) con un recorrido llano de 198.7 kilómetros, incluía cinco tramos de pavés en los últimos 65. La carrera más antigua de Flandes es propicia para los velocistas -no hay más que ver el palmarés para comprobarlo- pero en esta ocasión se ha resuelto de una forma inesperada.
#SPmen - 🏁 160 km
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The wind never disappoints in Zeeland. #SP22 pic.twitter.com/a0vBCL2lZM
La carrera estuvo marcada por la lluvia y el viento que la destrozó desde sus primeros kilómetros. Muy pronto apareció el viento y los abanicos, y pasado el km 30 ya se había destacado un grupo de 14 corredores que marcharían en cabeza toda la prueba. En ese grupo iban 4 BORA-hansgrohe (Van Poppel, Bennett, Mullen y Meeus), dos Alpecin-Fenix (Philipsen y Merlier), además de buenos velocistas como Kristoff, McLay, Edward Theuns,...
Por detrás, se formó un grupo perseguidor de otras 16 unidades, con los Quick-Step -que tenían a cuatro ciclistas, Jakobsen, Stybar, Morkov y Steels- llevando la iniciativa junto a los Lotto Soudal (que contaban con De Lie, Van Moer y Vermeersch). El resto del pelotón, roto en mil pedazos. Solo 30 corredores llegarían a meta.
Durante más de 120 kilómetros la carrera fue una lucha entre ambos grupos (con diferencias de entre uno y dos minutos), y de esa batalla salió ganador el de cabeza. Viendo que no cazaban, los perseguidores tiraron la toalla y la victoria quedó en cosa de doce. Cuando parecía que se resolvería al sprint entre ellos, Kristoff, con un movimiento audaz sobre terreno empedrado, sorprendió a sus acompañantes para marcharse en solitario. Abrió un hueco de unos segundos que, ante la falta de entendimiento por detrás, fueron suficientes para permitirle levantar los brazos en Schoten.
Una victoria más (la nº 83) en el impresionante palmarés del velocista noruego, en el que destacan sus cuatro triunfos de etapa en el Tour de Francia, una Milán-San Remo, un Tour de Flandes, una Gante-Wevelgem, un Tour de Noruega, cuatro triunfos en el Gran Premio de Frankfurt, o un campeonato de Europa en ruta. A sus 34 años, no se le ha olvidado ganar.
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