Malos tiempos para el Bardiani-CSF, uno de los grandes viveros del ciclismo italiano y que durante la última década ha sido un imprescindible en el Giro, donde han cosechado siete triunfos de etapa en las últimas seis ediciones. Michael Bresciani, un joven velocista al que dieron la oportunidad de saltar al profesionalismo coincidiendo con el Campeonato italiano de ruta, el pasado 25 de junio, dio positivo en la misma prueba de su debut por furosemida, un diurético, y eleva a tres el número de positivos de la escuadra en lo que va de 2017. Una cifra que le cierra con total seguridad las puertas de la Corsa Rosa en 2018 y que bien podría complicar la continuidad de la estructura.
Bresciani se ha excusado argumentando que “no he tomado nada incorrecto. Mi madre toma Lasix (furosemida) en las comidas y mientras ella dividía las tabletas una cayó en mi plato. La UCI está estudiando mi caso y aún tienen que emitir un veredicto”. Si la UCI castigara la infracción cometida por Bresciani, Bardiani-CSF acumularía tres positivos en el curso 2017 y se enfrentarían a la posibilidad de que el equipo fuera suspendido entre 15 días y un año. El pasado año, el conjunto brasileño Funvic Soul Cycles se encontró en una situación similar y no pudieron correr durante 55 días.
Cabe recordar que antes que Michael Bresciani, dos de los corredores más importantes del equipo, Nicola Ruffoni y Stefano Pirazzi dieron positivo días antes del comienzo del Giro de Italia en un control fuera de competición por una sustancia hormonal.