Nueve sectores no asfaltados y siete cotas en sus últimos 60 kilómetros han venido a variar la identidad tradicional de la París-Tours, una cita muy amable con las altísimas velocidades donde su apriorística facilidad para la resolución al sprint no siempre, ni mucho menos, era tal. Una carrera ajena al palmarés del ciclismo español hasta que Óscar Freire se impuso en la edición de 2010, la única victoria de un corredor español. Ahora, desde 2018, al menos este año, de momento, la Paris-Tours se presenta remozada. Una suerte de traslación del espíritu de la París-Roubaix, pero en los caminos sin asfaltar entre los viñedos cercanos a la villa del Loira.
La París-Tours de los viñedos
La clásica francesa, nacida en 1896, es una de las grandes carreras del ciclismo universal; de cara a 2018, sin embargo, sus organizadores han impulsado un cambio de identidad con la entrada en la parte final de su recorrido de tramos sin asfaltar entre viñedos.
