En un circuito urbano de gran belleza monumental, peligroso por la lluvia, tremendamente exigente por la alternancia de curveos, subidas, bajadas e incluso cambios de superficie o calidades, 230 kilómetros en Glasgow para dirimir la identidad de un título continental, el italiano Matteo Trentin conquistó la tercera edición de la prueba de fondo en carretera de los Europeos abierta a los corredores élite. En definitiva: Matteo Trentin, campeón de Europa tras una carrera de múltiples fatigas, rictus de esfuerzo y de rostros ennegrecidos por el agua y la suciedad que ocultan los pavimentos.
El velocista transalpino enrolado esta campaña en el Mitchelton-Scott, en su primera victoria de la temporada, impuso su punta de velocidad en un sprint a cuatro donde batió al neerlandés Van der Poel, al belga Van Aert, ciclocross al poder en pruebas de ruta, y al español Jesús Herrada. Ellos cuatro y el también italiano Davide Cimolai fueron los cinco ciclistas que alcanzaron la última recta, pero Cimolai había venido sacrificándose por su compañero y le hizo los preparativos de la llegada.
El quinteto que se jugó la victoria fue la evolución de un grupo de quince unidades que se gestó a falta de unos 50 kilómetros para el final, grupo donde España contaba con Herrada y también con Juan José Lobato; una fiesta sin Peter Sagan, lastrado por un pinchazo. Dieciséis corredores que acabarían siendo diez (Herrada, de España; Trentin y Cimolai, de Italia; Meurisse y Van Aert, de Bélgica; Denz, de Alemania; Albasini, de Suiza; el francés Perichon y los neerlandeses Lammertink y Van der Poel).
Una caída dentro de la última vuelta, ya a menos de diez kilómetros del final, contribuyó a hacer la selección definitiva. Inicialmente Trentin, Herrada, Van der Poel y Van Aert se destacaron. Después les lograría dar alcance Cimolai, fundamental en el desarrollo de la prueba. El italiano atacaría a siete kilómetros del final, todo un alarde de la doble carta que jugaba Italia. Y muy bien jugada, tácticamente. Van de Poel se encargó de neutralizar a Cimolai, y en ese contexto Jesús Herrada dejó hacer a los demás, pero no habría ningún movimiento relevante más. Y al sprint, hasta entonces tan tranquilo como poco exigido, Trentin.
