Como si de un ensayo para la París-Roubaix se tratara, el ciclista neerlandés del Corendon-Circus se ha llevado la victoria en el GP Denain, una carrera de 197 km, perfil preminentemente llano y hasta 12 tramos de adoquines diseminados por el recorrido.
Y lo ha hecho solo cuatro días después de haber sufrido una durísima caída en la parte final de la Nokere-Koerse que hizo estremecer a todos los aficionados pero que, por suerte para el corredor, tan solo se saldó con abrasiones y magulladuras.
En esta ocasión, Van der Poel lanzó el ataque definitivo en el último tramo de pavé, a escasos 10 km de la meta, incrementando el ritmo de una manera que recordaba a los ciclistas más experimentados en el mundillo de los adoquines, si bien la técnica heredada del ciclocross, donde el joven holandés lo ha ganado todo, es un factor favorable para este tipo de corredores.
A 3 km de meta su ventaja se situaba en unos 20 segundos que parecían ser suficientes, pues en el grupo perseguidor abundaban las dudas y faltaban las fuerzas. No obstante, y con el empuje lógico de los equipos con hombres rápidos, el pelotón se fue echando encima de Van der Poel progresivamente, que supo aguantar la presión y entrar vencedor en meta con apenas 3 segundos de ventaja en un final agónico.