Mal presagio, suelen señalar los tradicionales dimes y diretes juntar a dos gallos en un mismo corral. Pelea asegurada. Mayor anarquía juntar un trío. Batalla campal sin resolución posible. Sucede, elevado al cuadrado en el ciclismo. Mucho más entre sprinters, ciclistas por inercia alocados. Todos creen ser los más veloces. Los reyes de las llegadas masivas. Pareja peligrosa a compartir maillot durante toda una larga temporada en los que ambos quieren levantar los brazos por encima de los codos y bandazos. El enemigo en casa. Todo si no se sabe administrar las fuerzas. Juntarlas para luchar por un mismo objetivo. Con una sola baza. Sucede en el Conténtpolis-Ampo, el equipo que estrena participación en
Con tres ruedas de suma velocidad, la duda del liderazgo es clara. Solo para el resto. Ellos lo tienen claro, y todo a pesar de contar con particulares fans que los jadean a su paso. "¡¡Beeeeniiiiiteeeezz!!". Se oye como respuesta a la jefatura en las alocadas llegadas masivas. No lo jadea ninguno de los muchos seguidores que el valenciano, profeta e su tierra, ha congregado en la salida de Xátiva. Su salida. Los gritos vienen de Julián Sánchez Pimienta, compañero de Benítez, Pacheco y Gaztañaga cuando se dirige al soleado control de firmas de la salida de la sexta etapa de
El liderato
La otra, de de Xátiva y las posteriores en Murcia, donde el Conténpolis llegará a su casa protectora y delante de toda su afición como patrocinadora de lujo del equipo de Manuel López serán empresa de los hombres rápidos. Allí donde Pacheco, Benítez y Gaztañaga se debaten el liderato. Ninguno de ellos lo duda. El primero en atajarla es el propio Javier Benítez, manojo de nervios por correr, extrañado, tras las vallas que separan a muchos de sus compañeros de entrenamientos, que se han acercado para insuflarle moral tras la primera toma de contacto con la carrera en su excusión hasta Holanda. "El líder es Benítez", dice él mismo para desmentir el grito alocado de Pimienta, "porque hoy está en su casa, pero de líder la verdad es que tiene poco". Sus sensaciones en los primeros días de
Una temporada en blanco para un llegador nato, que cuenta con dos cuartos puestos, en
Colocación y chispa
Reveladas ha dejado sus sensaciones la dirección que tanto Benítez como Gaztañaga apuntan. Tampoco Francisco Pacheco llega de firmar una de sus mejores temporadas, después del listón alto en el que se situó a sí mismo en el 2008, donde con el Barbot sumó a su zurrón, entre otras, dos etapas en
El tercero en discordia, otro de los hombres con el mismo destino, el del triunfo propio por velocista puro congeniado en sus piernas musculadas, tímido sonriente es Mikel Gaztañaga. Sprinter atípico solo viendo su lugar de nacimiento. De raíces guipuzcoanas, Gaztañaga ha labrado su carrera a contrapié. Siempre haciendo frente a las adversidades. A las duras ascensiones por las que, al contrario que la gran mayoría de ciclistas vascos, él no los escala con soltura. Su carrera como ciclista profesional va a la par. Supera puertos con dificultad, pero acaba sobrepasándolos. Su primer contrato como ciclista profesional le llegó en el 2002. Emigrante por obligación, puso rumbo a Portugal, al Matesica, pero después regresó a casa, al Baqué, su lanzadera para volver al profesionalismo de la mano del Catalunya Ángel Mir primero y del Atom después, donde sorprendió venciendo el Circuto de Getxo a su modo, rápido sprint.
Xátiva en el punto de mira
Lo suyo son las llanuras, breves en las tierras que habita, las de Itsasondo. Atípico velocista. "Estamos más acostumbrados a los escaladores en mi tierra pero de vez en cuando alguno salimos con la vena cruzada", sonríe cortado para admitir después que "no me estoy encontrando como quisiera en esta vuelta", comenta. "Intentaré ayudar también a Pacheco, que está muy fuerte2, en unas llegadas, que en opinión del trío del Conténtpolis son "una auténtica locura, propias de una primera semana en una vuelta grande", explica Benítez. Aspecto que, en el seno de un equipo debutante como el suyo puede beneficiarles: "Algo sí", analiza Gaztañaga, "pero todos marcan su territorio y cuesta hacerse un hueco".
Es precisamente lo que le resta a Francisco Pacheco, el hueco y la colocación. Las quinielas ya están abiertas entre los tres y apuestan fuerte. Y pronto. "¿Qué cuando ganamos el primer sprint? En Xátiva", lo dice, sin dejar los nervios Javier Benítez. Sueño factible el de ser profeta en su tierra. "Yo digo que ganaremos aquí, peo no quién lo hará", especifica. Son los tres, ciclistas con una misma meta, un mismo sentido. Trío de mosqueteros con la espada desenvainada y lista para dar su primer corte. Tres hombres con un mismo destino, la victoria al sprint con la baza clara. Sin anarquías ni dudas en cuanto a liderato: "Trabajaremos para Pacheco", sentencian mientras el ya décimo clasificado en la última llegada masiva sonríe en silencio. ainara@ciclismoafondo.es