Caída de Rojas en la Cresta del Gallo ¿hasta cuando los guardarrailes asesinos?

El accidente sufrido por Jose Joaquín en la octava etapa de la Vuelta a España vuelve a poner en el candelero la nula preocupación de las autoridades responsables de los equipamientos de nuestras carreteras en relación con los usuarios de vehículos de dos ruedas.

Pablo Bueno

Caída de Rojas en la Cresta del Gallo ¿hasta cuando los guardarrailes asesinos?
Caída de Rojas en la Cresta del Gallo ¿hasta cuando los guardarrailes asesinos?

Hace un par de semanas me encontré con Roberto Alcaide tomando unas cervezas en las fiestas de la Paloma de Madrid. Un tipo alegre, positivo, incombustible deportista (lleva desde 2001 logrando los mejores resultados en competiciones para discapacitados)… lleno de planes para el futuro y capaz de contagiar su entusiasmo a cualquiera que esté cerca de él. Los que le conozcáis sabéis muy bien a lo que me refiero: Roberto, incluso, ha llegado a competir (en el equipo Supermercados Froiz) en carreras con ciclistas élite y amateur sin ningún tipo de minusvalía, logrando muy buenos resultados. Y muchos nos preguntamos cómo hubiera sido la carrera deportiva de Roberto si un 5 de mayo de 2000, en la Vuelta a Extremadura, no se hubiera topado con un guardarail que le provocó la amputación de su pie izquierdo.

A muchos de vosotros se os puso el corazón en un puño cuando el pasado sábado 28 de agosto, en el descenso de la Cresta del Gallo, en pleno desarrollo de la octava etapa de la Vuelta 2015, a José Joaquín Rojas le derrapa la rueda delantera de la bicicleta y se va al suelo: en una caída sin consecuencias aparentes, se ve al ciclista deslizarse por el asfalto hasta llegar a detenerse medio abrazado al guardarrail, tras pasar por debajo de este artilugio metálico, diseñado exclusivamente para que los coches no se precipiten por la cuneta en caso de salirse del asfalto.

En comentarios "de la calle", de personas no vinculadas al ciclismo, he escuchado incluso chirigotas sobre la caída y la comicidad que ha debido despertar en algunos espectadores, sin pararse a pensar lo que hubiera sucedido si en lugar de tener la suerte de encontrar paso por debajo de la "cuchilla" metálica, se hubiera topado con uno de los postes verticales o la altura libre al suelo del parapeto no hubiera sido tan grande. Sobre esto no vamos a especular y preferimos encomendarle a la suerte el feliz desenlace.

Lo peor de todo es que estamos asistiendo con estupor al equipamiento de nuevas carreteras con los mismos sistemas de ¿protección? Todavía no comprendemos muy bien porqué ni el Ministerio de Fomento, ni las Comunidades Autónomas, o cualquier propietario de las diferentes vías en las que siguen existiendo guardarrailes asesinos, hacen oídos sordos a la ingente cantidad de demandas que se están produciendo, desde diferentes colectivos (moteros y ciclistas), para eliminar estos desafortunados elementos peligrosos de nuestras carreteras.

Desde nuestra campaña #enmetroymediocabeunavida también le daremos cobertura a cualquier acción encaminada a hacer desaparecer los actuales guardarraíles.