Cameron Wurf: distinto

Por su buen trabajo ayudando al Team Ineos Grenadiers al frente del grupo, e incluso infiltrado en alguna fuga, el papel de Cameron Wurf en esta última Vuelta distó mucho del que maliciosamente pudiera presuponerse vistos los heterogéneos antecedentes con que aterrizaba en el conjunto británico el pasado mes de enero, cubriendo con treinta y siete años un hueco en la plantilla, tras un lustro apartado de las grandes competiciones, y una revirada trayectoria previa de ocho equipos en ocho temporadas adornada por sus respectivas entrada y salida del ciclismo desde el remo y migrando al triatlón de larga distancia. Finalmente, la carretera y sus propias fuerzas pondrían en su sitio justo a este australiano originario de la periferia de Hobart, capital de la isla de Tasmania. Pese a su cortísimo bagaje en su regreso al campo profesional -en Irún contabilizaba apenas doce días de competición-, a partir del primer fin de semana se mostró en las posiciones delanteras con bastante frecuencia. En la cabeza del pelotón resaltaba la musculatura de sus piernas y cuerpo en general frente al perfil afilado de sus compañeros de equipo y del resto de participantes. Títulos nacionales y posteriormente mundiales en categorías inferiores de remo, su primer deporte practicado desde el instituto, condujeron a Wurf a representar a su país en los Juegos Olímpicos de Atenas en la modalidad de doble scull y a ser cuarto dos años después en los Campeonatos Mundiales, un considerable nivel en la escena internacional de la que le apartó una lesión para introducirle en el ciclismo, al que llegaría para quedarse por un largo periodo. El pelotón continental estadounidense y la selección de su país le sirvieron como arranque con la guinda en forma de su presencia en la crono del Mundial absoluto de Stuttgart 2007 en su primer año dándole a los pedales. Equipos de la clase baja -Cinelli y Volksbank-, media -Fuji, Androni y Champion System- y tres de sus años finales en Liquigas y Cannondale le permitieron labrarse un currículo con presencias en el Giro de Italia y la Vuelta a España, y brillar en escenarios alejados de los circuitos europeos, donde pudo entrar en los top10 de rondas como el Herald Sun Tour, Lago Qinghai, Turquía o una de las versiones de la Vuelta a China del mes de septiembre, la II. Amortizado su paso por el ciclismo, en 2016 le llegó el momento de replantear objetivos con el triatlón de larga distancia, disciplina donde ostenta el récord del segmento ciclista del evento Ironman más importante, el Campeonato Mundial de Kona, y en la que incluso ha llegado a imponerse en pruebas del circuito internacional en Gales -2017- y en Australia e Italia -2019-. Preparando su temporada con los ciclistas del Ineos, con quienes compartía patrocinadores y entrenador, encontró la inesperada oportunidad de cubrir el vacío generado en enero por la retirada de Kiryienka que le acabaría conduciendo hasta esta Vuelta. Su readaptación a la ruta fue como su sino deportivo, distinta. Contaba que tras debutar en la Cadel Evans Road Race, no tuvo mejor idea que recorrer 30 kilómetros entre la meta de Geelong y su hotel... ¡corriendo a pie! "No es una ocasión que se te presente todos los días tras una prueba del World Tour", reconocía bromeando en su blog.

Cameron Wurf: distinto

Con un brillante pasado en el remo y uno más reciente en el triatlón de larga distancia, el australiano de 37 años ha tenido un notable regreso al ciclismo del más alto nivel en el Ineos Grenadiers. Esta es su peculiar historia

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