Nada de sueños ni palabras. Fuera evocaciones y expectativas. Fanbian Cancellara lo tiene claro. Es un hombre de hechos. "Tenemos que probar ese nivel que dicen que tenemos de verdad". Demostraciones. De eso, su locomotora sabe un rato. "¿Un dream team?, ¿Qué es un dream team?", se preguntó a sí mismo repitiendo las cuestiones de los periodistas congregados en la rueda de prensa previa a la presentación del equipo. "Solo al final de la temporada podremos decir si lo es, pero el sueño sería que todo saldría a la perfección". Rodado. "Pero en la vida no existe la perfección", recuerda. Filósofo terrenal Cancellara. Así consiguió en 2010 subir al Olimpo de los Dioses. Colarse en el infierno de Flandes y Roubaix, robar un trozo de piedras y esculpir en su lugar un pedazo de historia que para siempre quedará marcada en las dos clásicas belgas.
"Brian Nygaard y Kim Andersen han dado comienzo a algo especial, nuevo y atractivo", dice. "Hasta ahora, en la parte de los despachos ha ido todo bien,. Pero eso son los negocios. Ahora nos toca a nosotros, los corredores". Es su hora, reclama. "Y creo que vamos a tener buenos resultados", predice. "Esto no es el Saxo Bank", defiende a capa y espada, micrófono en mano. "Es algo completamente diferente. Esta basado en Luxemburgo pero no es el equipo de Frank y Andy Schleck. Es un equipo luxemburgués pero todos formamos parte de esto. Vamos a hacerlo lo mejor posible para demostrar que así es", argumenta.
Nada cambia con Riis
Lo admite sin pudores Cancellara, sabedor de no sorprender a nadie, "elegir el Team Leopard-Trek ha sido la mejor decisión. Es el equipo donde más voy a realizarme a mí mismo". Debía proseguir su camino, enfatiza, y su sendero bifurcaba del de Bjarne Riis este año, "pero nada cambia. No tengo nada en su contra y yo a él no le ha hecho nada malo, por lo que nuestra relación en ese aspecto será la misma, aunque ahora correré frente a sus corredores".
Se enfrentará a ellos una vez más en las clásicas de primavera, el primer punto fuerte de la temporada de Cancellara, que repetirá calendario similar al del pasado año para llegar en plena forma al mes de abril. Debutará en el Tour de Qatar y en Omán, "así escapo de casa cuando hace frío y me entreno en el mejor sitio del mundo posible", subraya. No correrá en Europa hasta marzo, cuando participe en la Eroica. Ya con la mente calculando metas. "Ganar los cinco monumentos es para mí un objetivo, no un sueño". Siente que puede tocarlo, al alcance. "Pero no tengo por qué completarlos este año. Tengo el Giro de Lombardía y la Lieja-Bastogne-Lieja en mi cabeza, pero hay tiempo para conseguirlas".
"Muchas son las carreras que quiero ganar, pero a la que más ganas le tengo", avanza, "es a la última del año: los Mundiales. Pero para eso hay que hacer un enorme trabajo antes y hay más objetivos por cumplir, más carreras en las que me quiero centrar. Por el momento, lo importante es coger un buen punto de forma en los meses que llegan para llegar en plenas condiciones al Tour de Flandes".