Carta abierta de Sergio Román Martín

El ciclista madrileño del Caja Rural-Seguros RGA sufrió un accidente mientras entrenaba hace un mes y ahora lanza al mundo en sus redes sociales una reflexión que nos emociona a todos.

CICLISMOAFONDO.ES. FOTO: SPRINT CYCLING AGENCY y CAJA RURAL-SEGUROS RGA

El ciclista del Caja Rural Seguros RGA se encontraba inmerso en su cuarta temporada como profesional
El ciclista del Caja Rural Seguros RGA se encontraba inmerso en su cuarta temporada como profesional

Siempre con una sonrisa en la cara, Sergio Román Martín es un ciclista de esos que es agradable cruzarte en cualquier salida de cualquier carrera. El de Caja Rural-Seguros RGA, de 26 años, estaba comenzando su cuarta temporada como profesional cuando, durante uno de sus entrenamientos, colisionó contra un vehículo. Y su vida cambió.

Cinco costillas y dos vértebras afectadas era el resultado que le dieron en el Hospital 12 de Octubre. Desde entonces, ha cambiado la bicicleta por una silla de ruedas para comenzar la etapa más importante de su vida.

Sergio Román Martín se encuentra actualmente siguiendo su recuperación en Toledo
Sergio Román Martín se encuentra actualmente siguiendo su recuperación en Toledo

Carta abierta de Sergio Román Martín:

GRACIAS A LOS QUE ESTÁIS

"Hoy hace un mes y un día del accidente, del día que cambió mi vida por completo.

Antes mi principal prioridad eran los watios, la próxima carrera y estar un rato con mis amigos para desconectar, ahora pienso en que me tienen que poner de lado para evitar que me salgan heridas en el culo.

Sí, me tienen.

Yo no soy capaz de girar mi cuerpo, y si no lo hace otro por mí, duermo toda la noche en la misma posición.

Mis horarios han cambiado también. Antes daba un paseo a mi perro, salía a entrenar, cumplía mi trabajo y llegaba a comer entre las 14:30 y las 16, depende de lo largo que fuera el entrenamiento.

Ahora me despiertan y al poco tiempo tengo el desayuno en una bandeja, me levantan a la silla y me voy a la rehabilitación con el fisio, o a terapia ocupacional.

Por las tardes estoy teniendo la suerte de recibir a mi familia y mis amigos, que hacen que mi estancia aquí sea mucho más amena.

Hablamos de cosas, nos reímos y me traen cosas que puedo necesitar, como un paquete de jamón o algo rico de la pastelería de turno, aunque a mí no me gusta mucho el dulce...

Pero en cuanto se van vuelvo a la realidad. Tengo cerca un paciente con una enfermedad que se llama el síndrome de Guillain Barré, y no es capaz de hablar si no es a una especie de gritos, pero sin capacidad de vocalizar.

Escucho eso, veo a otros pacientes en la silla volviendo a la habitación, y cuando me quedo un rato solo, en la silla, mira hacia abajo, y veo mis piernas, ahí quietas y me pongo a pensar.

Esas piernas que me han dado tantas alegrías encima de la bicicleta, que he sentido arder por darlo todo en una etapa de La Vuelta, ahora no sienten nada.

No están, no se mueven, no pasan frío ni calor, es una sensación extraña.

Me acuestan entre dos celadores que me cuentan alguna cosa graciosa para hacer un poco mejor la situación y apago las luces.

Mañana será otro día".