La corredora del Bizkaia-Durango, ganadora del prestigioso Torneo Euskaldun, alcanzó el título nacional en categoría sub23 en los Nacionales de Castellón, estuvo presente en los Mundiales de Innsbruck y también cuajó una gran actuación con la selección española en el Tour de l´Ardeche, allí donde Mavi García y Eider Merino, toda la selección española, brillaron a un gran nivel como pocas veces antes. Charlamos con Martínez (Torrent, 2 de enero de 1996), estudiante de Administración y Dirección de Empresa.
¿Qué tal van sus estudios universitarios?
Los llevo muy bien. Éste es el cuarto curso, el último, y va a ser más práctico, más tranquilo. Los años anteriores fueron más ‘pesados’, costó más compatibilizarlo…
… Pero lo logró y ha ido llevando sus estudios al día.
Sí. No ha sido fácil. Se han sacado adelante con mucho esfuerzo. Ahora afortunadamente todo va a ser más tranquilo, en comparación.
¿Y cómo compaginarlo con un calendario muy presente en el País Vasco enrolada en un equipo vasco?
No influye realmente que el Bizkaia-Durango sea vasco, porque al final el Euskaldun se celebra en Euskadi y Navarra y eso, para cualquier equipo, implica que un 80% de las carreras de la temporada son allí. El calendario del ciclismo femenino tiene mucha presencia en el País Vasco, hay que competir allí. Tanto viaje sí se hace duro; bueno, más ser duro es sacrificado. Te tiene que gustar mucho, tienes que organizarte bien, incluso mentalizarte. ¡Y las ganas de competir podían! Pero tenía muy claro que los estudios son fundamentales, indispensables, no se podían aparcar. No es que no se puedan retomar más tarde, por supuesto que se puede, pero consideraba que podría costar más, que no habría ganas o la implicación sería distinta. En este sentido lo tuve claro: estudios siempre. Algunos momentos han sido mejores, otros peores, unas veces estuve más agobiada, otras menos, pero se pudo sacar adelante.
¿Esa capacidad organizativa, esa perseverancia, se ha traducido o ha tenido su reflejo también en una mejoría como corredora?
Sí, sí lo creo. Lo más fácil llegados a ese punto es decir “bueno, me dedico a la bici y ya. Me cuido, me ejercito, descanso…". Eso hace que te acomodes, que no busques algo que te motive o que la motivación no sea la misma. Una vida más ajetreada te hace progresar en el sentido de que todo es luchable. Sabes lo que cuestan las cosas, sales de una zona de confort, no te acostumbras a lo fácil. Al final todas nos entrenamos, eso es así. En pretemporadas, hace dos o tres años, incluso también tenía pequeños trabajos temporales con los que me sacaba algún dinerillo.
La llegada del Movistar Team ha revitalizado la disciplina, ha tirado de un carro que ha permitido ahondar más en un ciclismo femenino hasta ahora mediáticamente más anónimo…
Sin duda, la entrada del equipo ha movido mucho. Ha hecho que se hable de ciclismo femenino. Y en general se está dando a ver. Ha sido un golpe encima de la mesa. Aunque también tienen un gran presupuesto para esta disciplina, y han juntado a lo mejorcito que hay en España. Con ese dinero y con tanta calidad obviamente se va a notar mucho también su presencia frente equipos con más sub23 o corredoras de base en sus plantillas. Pero no obstante pone el foco en que había calidad y que a esa calidad hacía falta darle un empujoncito. Siempre ha habido corredoras muy buenas, algunas lograban competir en el extranjero, Ane Santesteban siempre lo tuvo claro, en su momento Anna Sanchís, otras chicas antes que ellas… pero se echaba en falta una apuesta de esta dimensión aquí.
Se puede considerar que esa entrada fulgurante ha podido también, de alguna forma, eclipsar el trabajo hecho hasta ahora por formaciones como el Bizkaia-Durango o la actual estructura del Sopela, anteriormente Lointek.
Creo que al respecto hay dos puntos de vista. Yo agradezco que el patrocinador que sea, en este caso Movistar, pero no por ser el que es, sino por lo que hace, monte una estructura así; es un equipo que viene bien porque para las jóvenes es como un objetivo, un aliciente, una meta. Quiero decir que, como estructura, es un algo más, un nivel superior, un lugar donde puedes mejorar. Este deporte es muy duro y un aliciente siempre es clave para seguir en la brecha. Y la existencia de un equipo así supone un reto, el reto de querer alcanzar ese nivel. Eso me parece bien. Por otro lado hay muchas diferencias las carreras. Al final son muy diferentes. El Bizkaia-Durango ha evolucionado mucho de la mano de Murias, hemos salido más a competir al extranjero. Pero al final también notas ese poderío, ese salto económico que se ha dado. Hablamos de dos mundos que conviven: uno más profesional y otro más formativo donde el ciclismo tiene algo más, por decirlo de alguna forma, de juego.
Desde su punto de vista, dentro de esta dinámica de crecimiento, de visibilidad, ¿cuál es el siguiente paso que se tiene que dar en el ciclismo femenino? ¿Carreras? ¿Más estructuras?
A nivel de carreras poco a poco se van viendo saltos. En la Vuelta a Valencia se está trabajando para tener cada vez más equipos con más nombre. También la Madrid Challenge ha crecido en un día… Son avances positivos. Sería interesante aprovechar al máximo las infraestructuras de otras carreras; pienso en la Vuelta, por ejemplo, en la opción de que las féminas llegasen antes a meta, al hilo de lo que pasa en algunas clásicas… En el ciclismo femenino está el Giro, pero no el Tour. Sería bonito que España se adelantase en esta iniciativa. Y por otro lado, si no vemos más marcas como Movistar, o más apuestas como la suya, creo que desde el Consejo Superior de Deportes se podría potenciar algún tipo de apoyo individual a las corredoras que les permitiera crecer deportiva y profesionalmente, salir más fuera… Siempre hay pequeñas cosas que pueden hacerse y que, sumando y sumando, aportan al final muchas.
¿Cuál ha sido mejor momento de Cristina Martínez este año?
Como resultado “visible", el Campeonato de España. No por ganar el título, sino por cómo fue la carrera. Tenía un kilometraje largo para lo que suele darse en España, me venía bien y además había mucho nivel. En la subida pasé al ataque, pero no pude deshacerme de las rivales. Alba [Teruel] estuvo ahí. Sofía Rodríguez y Sara Martín, también… Fue una carrera muy dura. Cuando se hizo la fuga no había sub23 delante. Y al final logré el título tras batir al sprint a Alba, a quien no se le da mal un final de esas características. Por eso digo que no fue por el resultado, fue por la satisfacción de lograrlo de esa manera, por la pelea, por el creer que sí podía.
¿Y a nivel más personal, también coinciden los Nacionales o piensa en otro momento de su 2018?
Por el trabajo, diría que en el Tour de l´Ardeche. Allí me sentí ciclista. Siendo sub23, estar en cabeza del pelotón trabajando por tus compañeras, dándolo todo, buena parte de una etapa manteniendo una fuga a minuto o minuto y medio en defensa de los intereses de tu equipo y de tus líderes… No estaba a la altura de Mavi García o Eider Merino; y por ellas lo di todo, trabajé muchísimo. Me sentía ciclista, sí, esa sensación de vaciarte, de disfrutar sufriendo, de darlo todo por una compañera hasta que no puedes más y luego te da igual llegar a cinco minutos porque tienes una gran satisfacción... La de tirar de todo un pelotón de esa forma no era una sensación que hubiera experimentado mucho antes.
¿De cara a 2019 que objetivos se plantea y qué espera del nuevo proyecto de Bizkaia-Durango?
Espero estar al mismo nivel que este año. Creo que éste es mi momento y voy a por él. Estamos trabajando para ello. El equipo está buscando corredoras que nos permitan reforzar los resultados fuera de España. Dani Christmas se marcha al Lotto; me alegro mucho por ella pero me da pena perder a una grandísima corredora como ella. Alice Arzuffi ha sido una compañera fabulosa, de la que aprendías mucho, te ayudaba en todo y no tenía reparos en disculparse si erraba. Para mí es muy importante que dos corredoras como Lucía (González) y Ainara (Elbusto) sigan en la estructura. Tienen experiencia, saben manejarse en muchas situaciones, tienen unas cualidades fabulosas y son de una gran ayuda para mí, un gran apoyo. Personalmente, aparte de sentirme apoyada, me gusta también tener a alguien que pueda servir de aliciente. Me gusta ser importante, pero también que contar con esa figura, esa referencia, que te estimule a mejorar o para la que pueda trabajar.